lunes, 2 de enero de 2023

PICO ALMADÉN, P.N. SIERRA MÁGINA

Este sábado ha amanecido con un cielo gris y amenaza de lluvia, que para nosotros quisiéramos. Es el día señalado para nuestra visita otoñal por Sierra Mágina.

Iniciamos nuestra caminata en el llamado Barranco de las Vayas, con caras ateridas pero con ilusión, y más después de haberse puesto alguno hasta el gorro de los famosos churros en Huelma (Gabri, te echamos de menos, desertooorrr ).

 Con suelo húmedo pero exento de dificultad, pasamos por las ruinas del Cortijo de Los Hoyos, a…fotos de rigor y p’alante. Una vez pasado este y al llegar a un tronco que obstaculiza nuestro camino, nos preparamos – hacemos una mínima parada para despojarnos de alguna ropa – para iniciar lo que sería una subida continua entre matorral y encinas que nos hacen sudar de lo lindo. A más de uno le dieron ganas de recular, pero y que puñetas, somos de Pordondevalaverea,¡y con una pequeña parada para la fruta, ya veíamos las antenas de nuestro destino a tiro de piedra. Ilusos nosotros.


Este paraje se llama Barranco del Infierno, y vaya si lo es. Entre lo que indica su nombre y el frio existente, la cosa se hizo mas duro de lo esperado, pero en un claro que nos regaló la niebla existente, ¡ ooohh ¡ , ante nuestros ojos se ilumina un paisaje digno de cuento. Sabinas y encinas vestidas de un blanco comparado a los almendros del Jerte que nos dejó a todos boquiabiertos.

Las cámaras y móviles no dejaban de pasmar la belleza que nos regalaba la naturaleza. Nunca habíamos visto algo semejante.

Una vez llagado a nuestro destino, comenzamos a bajar buscando un refugio para comer- arriba no se podía ni abrir la mochila debido al frío existente.

Todavía nos aguarda otro paisaje de cuento. El Bosque de Quejigos Centenarios. Otro regalo para nuestros sentidos. Con el atardecer ya en el cogote, llegamos a los coches, y con el comentario de lo gozoso del día que habíamos pasado, damos por concluida nuestra jornada.

La fe- la palabra más pequeña del diccionario, pero quizás la que tenga el significado más profundo,- nunca hay que perderla. Empezamos el día un poco dubitativos y terminamos agradecidos por habernos regalado la vida un día para no olvidar.

No bajemos nunca la guardia, que nos quedan muchos caminos por andar. Y más, con la suerte que tenemos de pertenecer  al grupo que hemos  formado.

Crónica y fotografías:  D. Antonio Domingo Valverde






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