domingo, 4 de diciembre de 2011

ESCARIHUELAS DE BUSQUISTAR


No camines nunca por caminos marcados, porque estos solo te llevarán a donde otros han ido.
No es el caso, pero sí mi filosofía montañera

El recorrido de hoy nos transporta en el tiempo a época medieval, que es cuando se construyeron estos caminos para comunicar las poblaciones separadas por los cauces de los rios cuando estos discurren por profundas gargantas. Estos caminos llamados escarihuelas ó escaregüelas cuyo nombre surge por deformación del término escaleruela (de escalera) suelen superar unos desniveles del 20% y diecisiete avezados veredianos están dispuestos a "postrearselas" con papas y asadura.

Después de 85 zigzagueantes kilómetros y con un 25% de los partipantes dando la sensación de venir de las playas de "mareo", aparcamos nuestros jumentos a la entrada de Busquistar, población de 370 pobladores y a 1.180 metros de altitud. A pesar de que los estómagos no llegan muy congraciados con el resto del cuerpo, decidimos desayunar en el "centrico" bar del pueblo desbordando a la señora que nos atendió.

Se inicia la marcha ascendiendo rio arriba, y héte aqui que nos encontramos 40 metros más abajo que al inicio (cosas de la redondez terràquea). El camino muy bien señalizado fué bautizado recientemente con el nombre de Ruta Medieval como Sendero deportivo y referencia PR - A299. Este sendero corresponde al tramo II de dicha ruta y vá desde la localidad de Busquistar al Portichuelo de Cástaras (1.399 mts), el mismo está comprendido por 4 tramos dispuestos entre Pórtugos y Juviles, con un total de 24 kms., también se le conoce como sendero del Helechar ¿ será por nombres ?

En poco más de media hora llegamos a la primera parada obligatoria, puente sobre el río Trevélez para cambiar de vertiente e iniciar la subida de la 1ª escarihuela, la del Portichuelo de Cástaras o del Helechar, con sus casi 300 metros de desnivel. Apenas reiniciamos la marcha salta la voz de alarma, Susan no puede seguirnos ¿que hacemos? ! huum ¡, Juande y el que suscribe vuelven sobre sus pasos para ver que hacer. Juande se ofrece para volver con ella hasta Busquistar, lo cuál no me parece correcto para que no se pierda el paseo, y yo, yo le convenzo para que siga ¡ mamma mia ! ( Gracias Sergio, Fina, Toñi y Juande por vuestra colaboración) . En un pis-pas el grueso del grupo accede a un cortijo abandonado donde aprovechan el precioso enclave para dar buena cuenta de las viandas y esperar a los rezagados, en otro pis-pas salvamos la acequia de Almegijar coronando de inmediato el portichuelo, carretera y manta hacía lo que fueron en su día las escuelas de las minas del Conjuro, pasando previamente por las minas propiamente dichas.

En este punto reunificamos el grupo de nuevo e iniciamos el descenso de la Escarihuela de las Minas o de Busquistar en busca del rio, sinuosa como ella sola igual que bonita, los pueblos de la vertiente opuesta, Pitres, Altalbéitar, Portugos y Busquistar, se muestran orgullosos con el encalado de sus fachadas, jugando a veces con los rayos solares compitiendo con la novia que blanca y radiante (iba) al altar.

En estos momentos (hora de almorzar) nos encontramos cruzando el puente que nos llevará de nuevo al inicio del recorrido, donde hoy y a esta misma hora celebran la fiesta de la matanza, corrriendo un tufillo barranco abajo que hace que los paladares se vuelvan enhiestos, en no más de 25 minutos los primeros caminantes están dando rienda suelta al sentido del paladar, el resto lo demoramos una horilla más, pero ha merecido la pena, creo que Susan ha aprendido hoy una gran lección. !! VEREDIANOS ¡¡, HAY QUE MOVERSE, el anquilosamiento no trae nada bueno.




Datos de interés o curiosidades

EL SITIO HISTORICO DE LA ALPUJARRA MEDIA Y LA TAHA, junto AL CONJUNTO HISTORICO DEL BARRANCO DEL POQUEIRA, es el mayor conjunto patrimonial protegido de Europa.

Busquistar perteneció entre los siglos XIII - XV a la Tahá de Ferreira, hasta el XIX a Ugijar y posteriormente a Orgiva.

De las minas del Conjuro se extraia hierro y de las de Cástaras, Timar y Lobras, mercurio. Todas ellas fueron cerradas en el último tercio del pasado siglo.

En los Libros de Apeo de 1574 de Cástaras y Nieles, se dá verosimilitud a la construcción de las Escarihuelas, eras y balsas, construidas en época medieval.

La acequia de Almegijar, es la única que riega una vertiente que no es la de su nacimiento.

Las acequias alpujarreñas fueron construidas por los Ingenieros del Agua, es decir; por la morisma, descendiendo con un desnivel aproximado del 0,6% (dato aportado por Sergio)


Caminante, no hay camino, se hace cam. ......
Crónica: Isidro
Fotos: Antonio

sábado, 19 de noviembre de 2011

El castañar de Aldeire

El programa de excursiones de La Verea decía que el sábado dia 19 de noviembre nos íbamos al castañar de Aldeire guiados por el ínclito Insidro, pero hete aquí que nuestro guía es secuestrado por los del Ideal y se lo llevan a tierras de Jaén a fotografiar castillos árabes, arrastrando consigo a todos los fotógrafos de la Verea, Sr. de Dios, La Toñi, y Don Antonio, de modo que el Sr. Ideal nos deja huerfanos de guia y reporteros gráficos.
Ante la adversidad de las circunstancias, los compadres deciden trabajar al alimón y convocan la excursión a Aldeire. Pero nuevas bajas le esperaban a La Verea, un puñetero esguince de Encarni la retiene en su casa a ella y a su santo esposo, los virutas y el famobil tienen trabajo hipotecario, Eva sigue de baja espaldoril, Dª Mari Lord se encuentra de viaje balnearistico, y los pulianeros no dan señales. Tantas bajas acumuladas nos hacen prever escasa afluencia, pero ante nuestra sorpresa aparecen diez veredientes-espartanos, bueno a decir verdad, casi todas eran "ellas", y los compadres los únicos "ellos". Maria, dos Pilares, Elena, Pepa, dos Encarnis, y Maite son las espartanas.
A la hora prevista salimos hasta Aldeire, dejando los coches aparcados a la entrada del pueblo, y nos dirigimos al área recreativa de la Rosandrá, pudiendo observar por el camino enormiiiiiiísimos ejemplares de castaños centenarios, algunos de ellos hasta con obras de reforma, mediante la construcción de muros de piedra. Tan grandes que literalmente el grupo cabíamos dentro de alguno de ellos. Dicen algunos cronistas que lo que queda actualmente de los castaños es la mínima expresión del extenso bosque que en otros tiempo pobló la zona.
Llegados a la Rosandrá ascendimos el barranco del rio Benéjar por una vereda, entre castaños, álamos, arces y otras especies arboreas de rivera, el suelo cubierto de hojas, y el olor caracteristico de las hojas y tierra húmeda. Cruzamos varias veces el rio entre pasarelas, lascas de piedras y puente colgante, hasta que la verea se apartó del barranco y ascendia entre algunas encinas. El grupo iba compacto, con algunas paraditas para beber o tomar alguna torta de Cenes que trajo Pepa. Conforme ascendiamos se divisaba a nuestras espaldas una amplia panoramica de Aldeire y los llanos del Marquesado con sus placas solares dispuestas en formación de batalla.
Despues de dejar un cortafuegos y cruzar el carril que atraviesa el Marquesado por la sierra de este a oeste, nos introducimos en un bosque de elevados pinos, gracias a los cuales nos protegimos del viento frio que empezaba a soplar fuerte. Vimos una amplia zona escarbada por los jabalís y cruzamos un arroyuelo. Al poco de salir de la zona de pinos llegamos al cortijo de las Chorreras, habiendo invertido cerca de tres horas. La altitud que marcaba el aparato del Sr. de los Aliyos era de 2.000 metros y las cumbres del Morron del Mediodia y del San Juan, de unos 2.500 a 2.700 m. de altura, se quedaban al alcance de la mano, a una horita mas o menos de hacer cumbre. Según los paneles indicativos que había en el lugar nos quedaban dos horas para llegar al puerto de La Ragua, pero según nuestros cálculos una hora. El camino aquí enganchaba con el Sulayr e indicaba el camino hasta el refugio del Postero con siete horas de duración. Los compadres tomaron nota para futuras excursiones. Nos gustó mucho esta zona y habrá que explorarla. Le vimos muchas posibilidades.
En el pueblo nos dijeron que esta zona en primavera es muy bonita, pues se forman grandes chorreras de la nieve.
Descasamos resguardados en un lateral del cortijo y vuelta a los coches por el mismo camino, en los cuales estabamos hacia las dos de mediodia. Nuestra intención era quedarmos a comer en el propio Aldeire, por el asunto de colaborar con lo propio del lugar, pero no encontramos sitio apropiado y nos fuimos a La Calahorra, al restaurante que nos había recomendado el Señor Marqués, donde dimos buena cuenta de ensaladas, conejos, papas a lo pobre, morcillas, estofados, boquerones, regado con cervezas fresquitas, y poniendo broche final unos exquisitos bombones de chocolate negro al 72% de cacao donados por el compadre Gabriel.
Como algunos no queriamos poner el punto final en el sofa siestero embutidos en la bata-manta, nos fuimos al cine de cabeza y nos metimos entre pecho y espalda una sesión de "Melancolía", con división de opiniones, pues unos vieron una excelente pelicula y otros un peñón. Es parecer del cronista que la pelicula es mas de comentar que de ver, me recorsó en este sentido a "el árbol de la vida".
Y sin mas asuntos que tratar nos despedimos hasta la próxima aventura.

Cronista: José A Mazuecos



sábado, 5 de noviembre de 2011

CRÓNICA DEL FALLIDO ASCENSO AL CORAZÓN DE LA SANDÍA: O DE CÓMO LAS/OS DE LA “VEREA” SE ENFRENTARON DE MANERA ÉPICA A LOS ELEMENTOS.

1ª parte. Salida y bajada hasta el río Dilar

Queridas/os amigas/os de la “Verea” no asistentes a la marcha del 5 de noviembre 2011. Me dispongo a relataros con pelos y señales, los hechos de la más azarosa de nuestras excursiones, al menos, desde que el que suscribe tiene memoria como miembro de pleno derecho de tan reconocida sociedad.

Serían las 8:45h de la mañana del sábado cuando de manera consecutiva íbamos dando con nuestros cuerpos en el conocido lugar de encuentro de la Zubia, Pastelería “Regalo” Algunos ya estaban allí ( Las hermanas Nieto, los hermanos Domingo, Juande, Indalecio, presentado por Isidro y Antonio) cuando al unísono nos incorporábamos Encarna, Jorge, mi compadre y yo.

Un café rápido y a ver como se da el día, me llama la atención que nadie comente nada acerca del tremendo nublado que tenemos sobre nuestras cabezas. Se ve que estamos por salir, pregunto a Encarna si está dispuesta a subir – bueno, cuando me canse me vuelvo – me parece bien. Acabando los últimos sorbos sucede el primer incidente, aviso de guardias poniendo multas en coches irregularmente aparcados, alguno de los nuestros “ha caído” ¡qué se le va a hacer, gajes de la afición!

Sin dar más importancia al asunto y con ánimo decidido nos distribuimos en los coches para acercarnos al “Canal de la Espartera” La mañana está fresca de más y al llegar al aparcamiento se hace notar en toda su crudeza, echo de menos la ropa de invierno que he dejado en casa, ¡menos mal que el compadre se ha dado cuenta y me presta un forro polar!

Sería por el frio o - a saber- pero noto al personal especialmente “remolón” la actitud decidida del encuentro no se traduce en movimiento. Lo cierto es que no sólo hace frio, sino que una espesa niebla nos circunda hasta el punto de que no se reconoce la silueta del “Cortijo Sevilla”.

Estoy listo, hecho una mirada en derredor para comprobar que nadie desiste ni pone objeción alguna, pero me encuentro con rostros como el de Pilar en los que se adivina el efecto de la temperatura y en ese momento, lo tengo claro. ¡Hay que andar! y “deprisita” para entrar en calor. Pilar y yo nos ponemos en cabeza comentando que la bajada es corta, fácil y rápida, lo cual nos viene bien para afrontar con tiempo el duro ascenso que nos espera y sobre todo, en un día así, lo bien que vendría un “arroz caldoso calentito” al terminar. “La verdad es que hoy, sí, y con un poco que nos apuremos en este tramo fácil, podemos estar de vuelta a tiempo”

Pasado el Cortijo Sevilla, descendemos por el carril en dirección al río Dilar, la niebla se está levantando y permite ver las cumbres de los Atalayones y el torso de Cerro Hueco, la luz es gris brillante, como de acero, se refleja sobre el verde de los pinos, más oscuro de lo normal por efecto de la humedad. El banco de nubes se desplaza a velocidad regular cerro arriba, me vuelvo para ver como viene el grupo, están observando el “espectáculo” es poco frecuente ver este paisaje con esta luz tan particular.

La arena de este paraje habitualmente polvorienta y resbaladiza, ahora está firme tornando su color blanquecino en ocre pardo. Hacia la mitad de la bajada se acaba el carril y entramos en una pequeña meseta con yerba alta preñada de agua, los pantalones se ponen chorreando, continuamos por un terral inclinado en el que se ha perdido la vereda para desde aquí dar vista nuevamente a los Atalayones y al río, al frente aparece, nítida, por efecto de las lluvias, la vereda que asciende a Cerro Hueco y que posteriormente nos situará en dirección al “Corazón de la Sandía”.

Pilar, Isidro y yo hemos llegado al final de la bajada, miro hacia atrás y veo al grupo muy estirado, no hay problema, el camino es conocido de veces anteriores y nos vemos unos a otros, me preocupa el caudal del río, si es elevado puede ser un obstáculo insalvable, quiero verlo cuanto antes para pensar que hacer y ahorrar tiempo al grupo a la hora de cruzar.

2ª Parte La travesía y ascenso hasta Rambla Seca.

Llegados al río, la temperatura al abrigo de los tajos es agradable, el caudal bajo, los arbustos están empapados de agua, las gotas penden en el extremo de las hojas y de los frutos, es curioso observar como aparecen las gotas de color morado, en los zarzales, colgando de las moras. En esta parte del río la yerba esta perlada por efecto de la humedad. Sin dilación procedemos a descalzarnos, Isidro no lo piensa, no pierde el tiempo en quitarse las botas, quiere estar en la otra parte para hacer “la foto” – que carácter y que afición la de este hombre-

El resto del grupo va llegando pausadamente, tal vez más lentamente que de costumbre. Algunos estamos ya al otro lado, miro el reloj y calculo lo que nos queda aún y es bastante y duro, la excursión “de verdad” está por empezar. Entretanto cruzan los que faltan comentamos si podremos volver para lo del “arroz caldoso” dependerá de la hora de inicio de la subida.

Echamos en falta a Jorge, Encarna y Toñi, pregunto a Juande que ha sido el último en llegar, venían tras de mí, pero tardan más de la cuenta, ¿se habrán despistado? Toca buscarlos salgo por la otra margen del río en dirección contraria, uso el silbato de emergencias y voceamos con toda potencia pero el ruido del río dificulta cualquier comunicación, busco un alto para intentar divisar “algo” no dejo de usar el silbato.

Al cabo de un buen rato me parece oír silbidos y voces, creo que nos han localizado desciendo del tajo al que me había subido y me acerco al río, el rumor del agua no me permite oír que pasa al otro lado, espero que a mi llegada ya estemos reunidos.

A la vuelta, cara de circunstancias, Encarna se ha enfadado me comentan, Toñi ha cruzado pero Jorge y Encarna se vuelven, parece que tampoco tenían intención de continuar. Hemos demorado más de media hora pero al menos no parece haber inminencia de lluvia reordenamos nuestras expectativas “lo del arroz caldoso” definitivamente está difícil, un elemento de motivación menos, pienso. Bueno, con un poco de suerte llegamos para una cervecita y otra cosa – entre nosotros nunca hay malos modos- que va a pensar Indalecio de nosotros, el primer día que viene.

Hay que cerrar el capítulo y aprestarse para subir, anuncio: “la subida es muy escarpada pero corta y con paso regular se hace bien” Dicho y hecho, en poco hemos ganado altura, enfrente vemos la “boca de la pescá” y la eléctrica de Dilar. Toñi hace fotos, pienso en su particular sensibilidad, no oigo animales, todo está mojado, el suelo mullido parece una alfombra, Indalecio comenta lo bien que se camina por un piso como este, el tiempo nos respeta y avanzamos de manera continuada.

Estamos bordeando Cerro Hueco y vemos el primer desvío, una vereda que lleva a Rambla Seca pero si la tomamos nos quedamos muy bajos del lugar al que queremos llegar. Continuamos y comienza un leve chispeo de lluvia sin mayor importancia, la conversación es animada, el paisaje nuevo y muy matizado por los distintos colores del Otoño avivado por la lluvia.

Tras cuatro horas estamos en el tramo final y más duro, hemos dejado la vista de Picacho Alto y la vereda que a sus pies conduce hasta el Collado del Pino, paramos brevemente para tomar algún fruto seco y poco más, el suelo está mojado no hay donde sentarse, tenemos ganas de llegar. Son las 13:30h y hemos comenzado a las 9:15h, hemos tardado mucho.

A estas alturas de repente el frio se ha hecho intenso, las manos se quedan heladas miramos hacia la base del pico y es bastante más escarpada de lo que hemos subido hasta ahora, ya no caminamos, subimos y bajamos los pies pesadamente clavándolos para no resbalar. La niebla se ha apoderado del paisaje no se ve el Corazón de la Sandía y por si fuera poco comienza a caer agua-nieve, espero que dure poco, pero no, va a más y se transforma en bolitas de hielo.

Estamos a 100mts de la base la tormenta arrecia, me duelen las manos por el frío, la temperatura sigue bajando, Toñi y Juande nos invitan a continuar mientras nos esperan bajo un árbol, el grupo duda, estamos tan cerca del pico… Indalecio hace una llamada a la cordura- la tormenta empeora y nos queda bastante para volver- mi compadre tranquiliza al personal pues aunque la cosa está mal,la tenemos bajo control pues aun con niebla no podemos perdernos bajando por la rambla.

Reconozco que me apetecía muchísimo subir y más en esas condiciones, a Isidro también, “nos va la marcha”, pero el grupo no se puede dividir y menos en estas condiciones. Decidimos dejarlo para otra vez, VOLVEREMOS. Iniciamos la bajada y en este momento nieva, Antonio anuncia: “estos son copos de verdad”, ¡madre mía, qué día! Lluvia, granizo, niebla, y nieve.

3ª Parte. El regreso.

La bajada se hace penosa, apenas hemos comido, estamos helados, nieva y el terreno está más resbaladizo cada vez, menos mal que es corta. La primera parte es corta, el resto es largo y no para de llover, los chubasqueros nos cubren pero los pantalones al rozar los arbustos empapados se inundan de agua. A estas alturas ya no pensamos más que en llegar al río como meta más próxima y procuramos no pensar que aún habrá que volver a subir hasta el Canal de la Espartera.

A modo de entretenimiento, calculamos el desnivel acumulado y resulta que bajamos de 1500 a 900 para subir a 1900, para después, volver a bajar a 900 y subir a 1500. Total 1600 ¿no está mal? También consuela comprobar que avanzamos con rapidez, ya falta menos.

Por fin, iniciamos la bajada al río, el paisaje no por conocido deja de sorprendernos, la vuelta ofrece perspectivas distintas de la ida y el juego de luces provocado por los cambios del tiempo, hace que la atmosfera del grupo inmersa en el bosque sea casi mágica.

Una vez en el río ceremonia del cruce, descalzar para cruzar y volver a calzar pero está vez el caudal es mayor y sobre todo, el frío del agua provoca un intenso dolor de piernas. Toca volver a subir, reunimos lo que nos queda de ánimo y bajo la lluvia iniciamos la subida, son las 16: 15 de la tarde, no esperamos llegar al Hervidero antes de las 17:00h.

Hambre, esta es la palabra que suscita más consenso pero ya falta poco aunque los últimos 500mts del carril son odiosos. Ahora sí, lentamente se adivina el aparcamiento, el cielo está tan encapotado que parece anochecer, al fin el coche blanco de Isidro, miro las caras del personal y veo que nos recomponemos ante la perspectiva de que haya chimenea en el Cortijo Macareno.

Isidro, como siempre, se ofrece para dar un par viajes y llevarnos hasta el “calorcito” sin dar ni un paso más. En el cortijo, cierta decepción no podemos estar en la chimenea pero nos vale una catalítica, no me había percatado de lo heladas que llevaba las manos hasta que intenté desabrochar la mochila y literalmente no podía. “Alguna” llegaba apagadita pero ¡milagro! Unas cervezas, unos mostos de barril, y un plato con morcilla y chorizo resucitaron a “muertas y muertos”

Conclusión: ¡QUÉ GOZADA DE EXCURSIÓN! AFRONTAMOS LA DIFICULTAD SIN BUSCARLA Y SALIMOS ADELANTE APOYANDONOS. MUCHAS GRACIAS A TODAS/TODOS.

FIRMA: El señor de los Alayos.

P/D. Es la primera vez que me gusta un título.

sábado, 22 de octubre de 2011

La Taha de Pitres



Como es habitual en los veredianos, nos encontramos en el Suspiro del Moro a las 8 , no nos vamos a quejar de las impuntualidades porque tampoco fueron tantas. Iniciamos camino con un dia medio aceptable , pero a medida que fuimos ascendiendo por la carretera alpujarreña como si hubiéramos abierto la puerta otoñal , a la altura de Pampaneira las nubes fueron espesando y acogiendo. Yo tengo que confensar que a medida que las nubes nos sorprendían yo más me emocionaba, en mi mente el recorrido anterior se hizo con un dia otoñal en plenitud.

(Dispculpen ustedes las reflexiones personales, pero son inevitables)

Ya en Pitres efectivamente empezó un “calabobos” que nos hizo echar mano de todo lo plastificado e impermeable que tuvimos a mano , (véanse las fotos). Pero como los veredientes no nos amilanamos con cuatro gotas de ná , iniciamos el descenso hacia el pueblecito de Atalbeitar, donde nos recibió cariñosamente un pequeño jabalí que el”Dingo” quiso embestir.Nos soprendio la rehabilitación de la mayoría de sus casas , hace unos años era un pueblo bastante deshabitado.Iniciamos el camino de Ferreirola entre huertos y castañales y la lluvia persistía.

En Mecina nos encontramos con un lavadero muy bien conservado. Recorrimos los pueblecitos de Mecina y Mecinas Fondales disfrutando de los frutos de la época.(Hicimos recolección de caquis, nueces,uvas,manzanas y demás delicias temporeras) Por lo que además de disfrutona fue glotona.

Descendimos hasta el rio Trevelez contemplando el hermoso cauce por donde va descendiendo este rio mientras algunos reponían .

Un poquito mas duro fue el ascenso de Mecina a Pitres (pero eso qué es para los veredianos). La lluvia nos dio una tregua a lo largo del camino, pero, llegando a Pitres sudorosos y hambrientos, no encontramos sitio adecuado que nos acogiera para hacer acopio de bocatas. Pero un paisano pitrense nos ofreció su terracita y unas cervecitas con sus cafes de sobremesa.

Alli dimos por terminada la escapada a la Taha de Pitres, los Marilon y Gabrieles nos abandonaron , ya sabemos de su stres lúdico, los demás aceptamos la oferta de Elena de visitar su casita de Capileira y allí inspeccionamos el terreno para posteriores salidas de la vereda.

El colofón de la excursión fue el paseíto hacia un lugar secreto donde se divisa unas magnificas vistas del Barranco del Poqueira y las montañas que le rodean. “Que como es secreto no os digo ni donde esta ni como se llama “eha”.

Y se acabo la crónica que nunca llegaba.

Cronista: Nani
Fotos: Elena

sábado, 8 de octubre de 2011

Visita a la Granada Nazarí

A las ocho y media nos dimos cita en la Puerta de Elvira mas de treinta veredistas, no los conté, para soñar con la Granada que fue, pero que ya no existe. Era una cita con la historia, para hacernos una idea de quienes la habitaron antes que nosotros y como fue creciendo hasta nuestros dias el primitivo asentamiento del pueblo turdulo, setecientos años antes de Cristo, en la llamada colina de San Nicolás (Albaicin), en las cercanías de lo que hoy es Plaza Larga, el Arco de las Pesas y la Placeta de las Minas.

Entramos a la ciudad nazarí, rodeada entonces por altas murallas, por su puerta principal de Elvira, y nos dirigimos por la calle del mismo nombre, antes mas estrecha que ahora, que nos conduciría hasta el barrio judio de Garnata al Yahud, pasando cerca de la Gran Mezquita, el zoco, la Alcaiceria, la Madraza, y la Alhóndiga. Desde Plaza Nueva avistamos, en alto, la colina de la Sabica, donde se asienta la ciudad palatina de la Alhambra, y entramos en el barrio judío ascendiendo por callejuelas tan estrechas que los hombros casi rozan las paredes de las casas, hasta alcanzar el cerro del Mauror, donde visitamos las Torres Bermejas, castillo que conectaba con la Alhambra, y cuyo fin era servir de protección y de control de los nazaríes sobre el barrio judio. Muy cerca estaban las mazmorras de los cautivos, en cuyo recuerdo los cristianos dieron nombre al cercano Campo de los Mártires.

Continuamos atravesando el barrio del Realejo, tierras propiedad del rey nazarí, que aquí tenían fincas de cultivos y recreo, y ascendemos hacia el cementerio de San José por el Barranco del Abogado, llamado en tiempos nazaries el Rabad al Nay, protegido por las murallas de la ciudad, que alcanzaban hasta el palacio de los Alixares, hoy ya desaparecido, y del que solo nos ha llegado a nuestros dias la alberca de su patio.

Un inciso para explicar que el Barranco del Abogado debe su nombre a alguna de estas dos leyendas: una, que allí fue asesinado un caballero Veinticuatro, Letrado de la Real Chancilleria de Granada; y otra, que dichos terrenos le fueron entregados a un abogado en pago de los honorarios de un pleito que dirigió.

Los dueños de los varios perrillos que nos acompañaban tuvieron que quedarse en las puertas del cementario, mientras el grupo le echaba un vistazo a los terrenos que ocupó el palacio de los Alixares.

Pero ya no quedaba tiempo para subir a la Silla del Moro y al palacio de Dar al Arusa, o palacio de La Novia, en el alto del Cerro del Sol, y enfilamos el camino de los franceses hacia el Valle del Oro, donde ya el calor hace estragos. Pero esta vez vamos todos bien preparados, después de la experiencia del Pico del Cielo, y el agua no falta. Esta zona ya fue explotada en tiempos romanos en busca del oro, y posteriormente por los franceses, y finalmente por buscadores de algunas pepitas sueltas.

En el camino nos refugiamos en unas sombras donde reponemos fuerzas con alguna fruta y agua, y nos hacemos la foto oficial de grupo.
Alcazamos finalmente lo mas alto de Cenes de la Vega y desde este lugar podemos divisar a la vez los rios Darro y Genil, separados por un pequeño trozo de terreno, siendo que a mediados del siglo XIX hubo un proyecto de desviar por esta zona el rio Darro hacia el Genil, pero finalmente la corporación municipal optó por embovedar el Darro a su paso por la ciudad.

Bajamos a Jesús del Valle y atravesando el rio en dos ocasiones, con alguna que otra metedura de pata en el agua, llegamos a Valparaiso, hoy llamado Sacromonte, sin que pudieramos subir a la Abadia y sus cuevas, debido al retraso horario que llevabamos. Para otro dia se quedan las explicaciones del descubrimiento de las catacumbas donde se reunian los cristianos granadinos, del martirio de San Cecilio, del descubrimiento de sus cenizas, de una calavera y diversos huesos, de las placas de plomo por un buscador de tesoros, del origen árabe de San Cecilio, de la construcción de la Abadia, de la creación de cofradias y levantamiento de 1.200 cruces en honor de San Cecilio, de las masivas peregrinaciones al Monte Sagrado, y del asentamiento de los gitanos en las cuevas del entorno para vivir a costa de los peregrinos.


Sobre la hora prevista finalizamos nuestro recorrido por la historia a las tres de la tarde, en el Albaicin, pasando por la otra puerta nazarí que aún queda en pie, la de Fajalauza, En el merendero de La Granja dimos buena cuenta de las viandas que nos tenian preparadas y celebramos dulcemente el cincuenta y un cumpleaños de nuestra querida Pilar, con ese pelo rojo que tiene como un atardecer nazarí.

Crónica: José A Mazuecos

Fotos: A Domingo


sábado, 24 de septiembre de 2011

Subida al Alto del Cielo

Desde el lugar de la cita, en el Suspiro del Moro, 19 veredistas nos encaminamos hacia la localidad de Nerja, acompañados de pequeñas brumas y grandes claros en el horizonte, a donde llegamos en una hora, ya con cielo totalmente despejado. La primera sorpresa del dia nos la proporcionó la barrera que impedía el paso a vehículos al Parque Natural de la Sierra de la Almijara, por aquello de la campaña veraniega de protección contra incendios, obligándonos a recorrer a pie 3 kms. que pensábamos hacerlos en vehículo. Esto provocaba a lo previsto un añadido de una hora y media de pateo. Mal asunto para los veredientes, acostumbrados a menos meneo.
Comenzamos nuestra andadura hacia las 9´45 horas con la incertidumbre de si lograríamos alcanzar el Pico del Cielo. Al poco de comenzar la marcha, se recibe una llamada de nuestro querido Famobil, que venia desplazado desde Los Algari-lejos, después de pasar su anterior jornada atendiendo a los sufridos androides, y que en esos momentos se encontraba desorientado en las inmediaciones de la Cueva de la Macaca, para que le diéramos el norte de nuestra situación, y estando en dichas faenas nos informa que se le han aparecido los ángeles Isidro y Antonio, que lo acompañarán por la senda de la perdición.
El camino, en principio sombreado, no hace nada mas que subir, sin darnos respiro, pasando por el cartel informativo del área recreativa los Pinarillos, y finalmente nos conduce al cortijo de La Civila, donde se reagrupo todo el personal, comimos una frutilla, y nos hicimos la foto del grupo completo. en este lugar nos abandona Jorge, Encarna y sus amigos, que se nos van a la playa. El resto del grupo continuamos la marcha.
Desde aquí en adelante, dejamos el carril que traíamos, y comenzamos una senda, que es la que debía conducirnos hasta la cumbre. Sin embargo, desde este punto hasta la cima, un chorreo de gente fue quedándose en el camino. El paisaje comienza a ser sublime, alcanzando la vista hasta las costas de La Herradura, Almuñecar, Maro, Nerja, Torrox, y Velez Málaga. El dia no era nítido, lo que nos impidió ver mas allá, incluida la costa norteafricana, cuya visión se alcanza en dias claros.
Como ya avancé desde el principio, aquellas primeras dudas de alcanzar la cumbre, empezaron a materializarse para muchos, que se quedaban por el camino, bajo la fresca sombra de un árbol. El resto del grupo comenzó lo mas duro de la ascensión, la senda se eleva con una vivacidad sorprendente, en fuerte subida por la parte izquierda de la mole, llamada la Cuesta del Infierno, que nos deja casi sin resuello, pero que no nos arrebata nuestra firme resolución de coronar el "Alto del Cielo". En efecto, un pequeño grupo de "Por donde Va la Verea" alcanza la cumbre, y puede deleitarse con la fantásticas vistas. Según los mapas nos encontramos a 1.505 metros desde el nivel del mar, por lo que hemos superado un desnivel de unos 1.300 metros. A ver si para futuras cumbres tenemos ya la bandera del grupo.
Ahora toca desandar lo andando. Conforme bajamos nos parece mentira lo que hemos subido, y además el calor nos va apretando, las cantimploras se van vaciando, y llegamos exhaustos y sedientos al bar, donde nos esperan unas cervecitas frescas bien merecidas.
Son las seis de la tarde cuando los últimos llegan al barecito y, despues de reponer líquido, nos vamos a relajarnos a la playa de Burriana, preciosa, de arena fina. Aún queda algo de sol, y algunos se pegan un baño de campeonato. Desde el mar divisamos, allá en lo alto el Pico del cielo. Nos parece mentira. Ya relajados, emprendemos el camino de vuelta a Granada, a la espera de la próxima aventura.

Crónica: José A Mazuecos

Fotitos: A Domingo