sábado, 4 de febrero de 2012

LAS ANGOSTURAS DE ALBUÑOL

Hoy, dìa 4 de Febrero, año 12 del II milenio a. d. c., forzados por la climatología decidimos dirigir nuestros pasos a orillas del Mare Nostrum.

Nuestro objetivo es ascender a la Cueva de los Murciélagos en la parte alta de la Rambla de Aldáyar, conocida también con el sobrenombre de Angosturas, la cuál vierte sus aguas en la Rambla de Albuñol en término de La Rábita. Esta rambla une la costa desde la Ràbita con la Alpujarra Baja en término de Murtas.

Tres puntos con connotaciones especiales caben destacar de la susodicha Rambla. Aténdiendo al orden cronológico cabe destacar en primer lugar la existencia de La Cueva de los Murciélagos, donde un tal Juan Martín buscando guano de murciélagos allá por el año 1831 encontró un enterramiento humano datado entre 4 y 5.000 años a. d. c. según dictamen del c.14, junto a estos restos neolíticos se encontraron restos de cerámica (como casi siempre), cestos y vestimentas de esparto y la joya de la corona, una pieza de oro trabajada considerada la más antigua encontrada en Iberia, (como casi nunca).

En el pasado siglo fué explotada como cuenca minera, siendo unos de los principales artífices los reyes belgas Balduino y Fabiola, ya, en 1973 entre los dias 17 al 19 de Octubre se escribe una de las peores páginas de su historia, lo que hoy llamamos gota fría se dejó caer por la zona, dejando la nada desdeñable cantidad de 600 l m2., como consecuencia de ello costó la destrucción de 73 viviendas y medio centenar de vidas.

¿Pero que hago? que nos ibamos de marcha, ¡hala! dale a la pata y adentrate en la ancha rambla.

Antes de ello hemos de liquidar 101 km que unen la capital con Albuñol, ¡menuda gozada!

Salimos de los Sánchez - Colás - D. José a las 8,30 h. camino de la presa Rules, retrocedemos hasta Los Tablones para encarar la subida al Haza del Lino y hacer la 1ª parada, "pantumaca con pernil tamaño indaliano" y -5,5º c., continuamos nuestra progresión y pasado Sorvilán observamos el encabritamiento de una yunta de acémilas que aran la tierra, 2ª parada para dejar constancia impresa de ello, en descenso hacia La Rábita observamos un paisano en apuros, ¿maestro necesita ayuda? siiiiii, se ma partío el arao y maría falta bajar al pueblo pa que mi hijo me suba otro, ¡súbase usté hombre! y ya me direis, el Inda y el Antonio sacándole jugo a sus conocimientos.A las 6 de la mañana tiré parriba y mire usted, las 10, helao de frío y sin poder arar,l y no para ni cristo (claro, que tampoco pasa nadie)

Apeado nuestro nuevo amigo Antonio, ahora sí nos adentramos en la ancha rambla con vehículos y todo (que no venga la del 73) e iniciamos el ascenso. El primer tramo deja bastante que desear; basura, cables y deságües por doquier, pero conforme asciendes ¡ufffffffff! como cambia la cosa, canal en vertical horadado por el agua, saltos de piedra lavada cada vez más espectaculares, encajonamiento de piedra a modo de Cueva de las Palomas en Los Cahorros, cuerdas y escalinatas para superar los pasos y Angostura insalvable para estos que lo son.

Sabíamos que había que retroceder unos 100 metros para retomar el camino en nuestra margen izquierda para salvar el escollo pero este no aparece, mando una avanzadilla compuesta por Juanpi, Bárbara y Alvaro en lo que parece una verea pero esta no lo es y ya no hay posibilidad de regreso, Antonio e Inda indagan rio abajo y tampoco aparece, yo me aventuro por otra insinuante verea y tampoco lo es, seguimos cauce abajo y se nos presenta nuestra salvadora con can incluido acompañándonos hasta el inicio de "verea perdia", !ahora si !. En una roca a 100 metros del retroceso como teníamos entendido está el inicio, pero la verea no se muestra hasta unos 25 metros más arriba. Casi coronando el cerro se encuentra el resto del grupo y con canto "gomerense" nos comunicamos para la reunificación.

Pasada la aventurilla descendemos de nuevo a la rambla y a poco de estar en ella, Álvaro en un giro hacia atrás descubre la marca que nos llevará hacia la cueva, avíspado el chico, nos demostró en varias ocasiones su agudeza visual.

Toma la iniciativa Juanpi en el ascenso, le seguimos Alvaro y el que suscribe y los demás desisten temiéndole a la inclinación, 40/45%, en unos 10 minutos nos encontramos en la entrada, por cierto, bien pintarrajeada. Nos aventuramos unos metros adaptando poco a poco nuestras pupilas a la oscuridad cada vez más hasta que, ¡oh, lalà!, las nuevas tecnologías se hacen presentes y Álvaro nos sorprende con linterna en el móvil que la noche anterior había descargado de internet con calidad LED y agujero padentro. Isidro, muy avispado él, mete la pata en un mal paso y queda encajonado, pero pa eso está el compañerismo, problema resuelto y más padentro, agujero hacia las tinieblas, entrada y parece ser que aquí acaba, vampirillos en el techo y polvo, mucho polvo, fotografias, maaaaaaaaaas polvo y a la calle, los compis están impacientes, la regañina esperada y rambla parriba.

Unos pocos metros más, ensanche, salto y carril de regreso hasta las arenas. La vuelta poco que contar, un carril adaptado para vehículos, paso por el cortijo Los Marías, vistas de cerros impregnados de almendros en flor, plásticos de invernaderos y el mar al fondo.

Y.........¡ah!, nuestro amigo Antonio tiene bar en el pueblo, nos está esperando con mosto SIN QUIMICA - ¿verdad, amigo? Efectivamente, allì estaba esperándonos y le falto tiempo para colocarnos media docena de vasos de vino de la Contraviesa - SIN QUIMICA - ¿verdad, amigo?

Y quedamos emplazados para cuando queramos en su cortijo para agasajarnos con un cordero, migas o lo que se nos antoje, sin pagarlo eh¡, por que hay cosas que valen más que el dinero.

Crónica: Isidro
Fotos: Antonio

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