Hacer el sendero de La Tizná fue una improvisación al no poder realizar la ruta prevista en Carcabuey, que se encuentra impracticable invadida por la maleza. Y la elección fue afortunada ya que tuvimos la suerte de encontrarnos el camino hasta el área recreativa en su mejor momento otoñal, con una variedad de colorido difícilmente igualable.
Pretendemos llegar hasta el área recreativa de la Tizná no por el camino tradicional de las acequias sino remontando el cauce del río. No hay un camino definido y tendremos que ir buscando tramos de veredas o caminar directamente campo a través.
¿La Tizná o el Camarate en otoño? Así, así....
Hubo que cruzar el río en bastantes ocasiones pero para nosotros no es ningún problema, estamos acostumbrados a saltar de piedra en piedra, a resbalar, a caernos de culo... En esta ocasión todo salió bien.
El otoño en su máximo esplendor. Ya decía Samuel Butler:
- “El otoño es la estación más dulce, y las flores que perdemos las ganamos en frutos.” Nosotros castañas no encontramos ni una. (Si no sabes quién es Samuel Butler pincha aquí)
Este lugar es muy interesante desde el punto de vista micológico debido a su humedad; las especies de setas son las propias del bosque de ribera y del pinar y castañar. Entre ellas se pueden encontrar, según la información que he buscado, algunas variedades como Amanita vaginata 😵, Amanita malleata, Pleurotus ostreatus ... (A ver cuándo hacemos un curso de setas).
En sus márgenes tenemos un estupendo bosque de galería, con gran presencia de árboles como álamos negros (populus nigra), sauces (Salix alba), olmos (Ulmus minor), castaños (castanea sátiva)... (Que no sabe ná el gachó).
Jérez sigue manteniendo su belleza entre morisca y cristiana, rural y serrana. Allí llegamos gozosos por el disfrute pretérito y el deleite futuro que nos esperaba en el bar "Pichica"😵😵😵 .