sábado, 8 de octubre de 2011

Visita a la Granada Nazarí

A las ocho y media nos dimos cita en la Puerta de Elvira mas de treinta veredistas, no los conté, para soñar con la Granada que fue, pero que ya no existe. Era una cita con la historia, para hacernos una idea de quienes la habitaron antes que nosotros y como fue creciendo hasta nuestros dias el primitivo asentamiento del pueblo turdulo, setecientos años antes de Cristo, en la llamada colina de San Nicolás (Albaicin), en las cercanías de lo que hoy es Plaza Larga, el Arco de las Pesas y la Placeta de las Minas.

Entramos a la ciudad nazarí, rodeada entonces por altas murallas, por su puerta principal de Elvira, y nos dirigimos por la calle del mismo nombre, antes mas estrecha que ahora, que nos conduciría hasta el barrio judio de Garnata al Yahud, pasando cerca de la Gran Mezquita, el zoco, la Alcaiceria, la Madraza, y la Alhóndiga. Desde Plaza Nueva avistamos, en alto, la colina de la Sabica, donde se asienta la ciudad palatina de la Alhambra, y entramos en el barrio judío ascendiendo por callejuelas tan estrechas que los hombros casi rozan las paredes de las casas, hasta alcanzar el cerro del Mauror, donde visitamos las Torres Bermejas, castillo que conectaba con la Alhambra, y cuyo fin era servir de protección y de control de los nazaríes sobre el barrio judio. Muy cerca estaban las mazmorras de los cautivos, en cuyo recuerdo los cristianos dieron nombre al cercano Campo de los Mártires.

Continuamos atravesando el barrio del Realejo, tierras propiedad del rey nazarí, que aquí tenían fincas de cultivos y recreo, y ascendemos hacia el cementerio de San José por el Barranco del Abogado, llamado en tiempos nazaries el Rabad al Nay, protegido por las murallas de la ciudad, que alcanzaban hasta el palacio de los Alixares, hoy ya desaparecido, y del que solo nos ha llegado a nuestros dias la alberca de su patio.

Un inciso para explicar que el Barranco del Abogado debe su nombre a alguna de estas dos leyendas: una, que allí fue asesinado un caballero Veinticuatro, Letrado de la Real Chancilleria de Granada; y otra, que dichos terrenos le fueron entregados a un abogado en pago de los honorarios de un pleito que dirigió.

Los dueños de los varios perrillos que nos acompañaban tuvieron que quedarse en las puertas del cementario, mientras el grupo le echaba un vistazo a los terrenos que ocupó el palacio de los Alixares.

Pero ya no quedaba tiempo para subir a la Silla del Moro y al palacio de Dar al Arusa, o palacio de La Novia, en el alto del Cerro del Sol, y enfilamos el camino de los franceses hacia el Valle del Oro, donde ya el calor hace estragos. Pero esta vez vamos todos bien preparados, después de la experiencia del Pico del Cielo, y el agua no falta. Esta zona ya fue explotada en tiempos romanos en busca del oro, y posteriormente por los franceses, y finalmente por buscadores de algunas pepitas sueltas.

En el camino nos refugiamos en unas sombras donde reponemos fuerzas con alguna fruta y agua, y nos hacemos la foto oficial de grupo.
Alcazamos finalmente lo mas alto de Cenes de la Vega y desde este lugar podemos divisar a la vez los rios Darro y Genil, separados por un pequeño trozo de terreno, siendo que a mediados del siglo XIX hubo un proyecto de desviar por esta zona el rio Darro hacia el Genil, pero finalmente la corporación municipal optó por embovedar el Darro a su paso por la ciudad.

Bajamos a Jesús del Valle y atravesando el rio en dos ocasiones, con alguna que otra metedura de pata en el agua, llegamos a Valparaiso, hoy llamado Sacromonte, sin que pudieramos subir a la Abadia y sus cuevas, debido al retraso horario que llevabamos. Para otro dia se quedan las explicaciones del descubrimiento de las catacumbas donde se reunian los cristianos granadinos, del martirio de San Cecilio, del descubrimiento de sus cenizas, de una calavera y diversos huesos, de las placas de plomo por un buscador de tesoros, del origen árabe de San Cecilio, de la construcción de la Abadia, de la creación de cofradias y levantamiento de 1.200 cruces en honor de San Cecilio, de las masivas peregrinaciones al Monte Sagrado, y del asentamiento de los gitanos en las cuevas del entorno para vivir a costa de los peregrinos.


Sobre la hora prevista finalizamos nuestro recorrido por la historia a las tres de la tarde, en el Albaicin, pasando por la otra puerta nazarí que aún queda en pie, la de Fajalauza, En el merendero de La Granja dimos buena cuenta de las viandas que nos tenian preparadas y celebramos dulcemente el cincuenta y un cumpleaños de nuestra querida Pilar, con ese pelo rojo que tiene como un atardecer nazarí.

Crónica: José A Mazuecos

Fotos: A Domingo


1 comentario:

  1. La excursión estuvo muy bien preparada por parte de JA, como se puede apreciar en la crónica. Gracias, tocayo, lo pasamos muy bien y aprendimos una jartá

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