sábado, 19 de noviembre de 2011

El castañar de Aldeire

El programa de excursiones de La Verea decía que el sábado dia 19 de noviembre nos íbamos al castañar de Aldeire guiados por el ínclito Insidro, pero hete aquí que nuestro guía es secuestrado por los del Ideal y se lo llevan a tierras de Jaén a fotografiar castillos árabes, arrastrando consigo a todos los fotógrafos de la Verea, Sr. de Dios, La Toñi, y Don Antonio, de modo que el Sr. Ideal nos deja huerfanos de guia y reporteros gráficos.
Ante la adversidad de las circunstancias, los compadres deciden trabajar al alimón y convocan la excursión a Aldeire. Pero nuevas bajas le esperaban a La Verea, un puñetero esguince de Encarni la retiene en su casa a ella y a su santo esposo, los virutas y el famobil tienen trabajo hipotecario, Eva sigue de baja espaldoril, Dª Mari Lord se encuentra de viaje balnearistico, y los pulianeros no dan señales. Tantas bajas acumuladas nos hacen prever escasa afluencia, pero ante nuestra sorpresa aparecen diez veredientes-espartanos, bueno a decir verdad, casi todas eran "ellas", y los compadres los únicos "ellos". Maria, dos Pilares, Elena, Pepa, dos Encarnis, y Maite son las espartanas.
A la hora prevista salimos hasta Aldeire, dejando los coches aparcados a la entrada del pueblo, y nos dirigimos al área recreativa de la Rosandrá, pudiendo observar por el camino enormiiiiiiísimos ejemplares de castaños centenarios, algunos de ellos hasta con obras de reforma, mediante la construcción de muros de piedra. Tan grandes que literalmente el grupo cabíamos dentro de alguno de ellos. Dicen algunos cronistas que lo que queda actualmente de los castaños es la mínima expresión del extenso bosque que en otros tiempo pobló la zona.
Llegados a la Rosandrá ascendimos el barranco del rio Benéjar por una vereda, entre castaños, álamos, arces y otras especies arboreas de rivera, el suelo cubierto de hojas, y el olor caracteristico de las hojas y tierra húmeda. Cruzamos varias veces el rio entre pasarelas, lascas de piedras y puente colgante, hasta que la verea se apartó del barranco y ascendia entre algunas encinas. El grupo iba compacto, con algunas paraditas para beber o tomar alguna torta de Cenes que trajo Pepa. Conforme ascendiamos se divisaba a nuestras espaldas una amplia panoramica de Aldeire y los llanos del Marquesado con sus placas solares dispuestas en formación de batalla.
Despues de dejar un cortafuegos y cruzar el carril que atraviesa el Marquesado por la sierra de este a oeste, nos introducimos en un bosque de elevados pinos, gracias a los cuales nos protegimos del viento frio que empezaba a soplar fuerte. Vimos una amplia zona escarbada por los jabalís y cruzamos un arroyuelo. Al poco de salir de la zona de pinos llegamos al cortijo de las Chorreras, habiendo invertido cerca de tres horas. La altitud que marcaba el aparato del Sr. de los Aliyos era de 2.000 metros y las cumbres del Morron del Mediodia y del San Juan, de unos 2.500 a 2.700 m. de altura, se quedaban al alcance de la mano, a una horita mas o menos de hacer cumbre. Según los paneles indicativos que había en el lugar nos quedaban dos horas para llegar al puerto de La Ragua, pero según nuestros cálculos una hora. El camino aquí enganchaba con el Sulayr e indicaba el camino hasta el refugio del Postero con siete horas de duración. Los compadres tomaron nota para futuras excursiones. Nos gustó mucho esta zona y habrá que explorarla. Le vimos muchas posibilidades.
En el pueblo nos dijeron que esta zona en primavera es muy bonita, pues se forman grandes chorreras de la nieve.
Descasamos resguardados en un lateral del cortijo y vuelta a los coches por el mismo camino, en los cuales estabamos hacia las dos de mediodia. Nuestra intención era quedarmos a comer en el propio Aldeire, por el asunto de colaborar con lo propio del lugar, pero no encontramos sitio apropiado y nos fuimos a La Calahorra, al restaurante que nos había recomendado el Señor Marqués, donde dimos buena cuenta de ensaladas, conejos, papas a lo pobre, morcillas, estofados, boquerones, regado con cervezas fresquitas, y poniendo broche final unos exquisitos bombones de chocolate negro al 72% de cacao donados por el compadre Gabriel.
Como algunos no queriamos poner el punto final en el sofa siestero embutidos en la bata-manta, nos fuimos al cine de cabeza y nos metimos entre pecho y espalda una sesión de "Melancolía", con división de opiniones, pues unos vieron una excelente pelicula y otros un peñón. Es parecer del cronista que la pelicula es mas de comentar que de ver, me recorsó en este sentido a "el árbol de la vida".
Y sin mas asuntos que tratar nos despedimos hasta la próxima aventura.

Cronista: José A Mazuecos



2 comentarios:

  1. Gracias por acordarse de los que no podiamos disfrutar de esta salida. Tomo nota para volver en primavera, me ha gustado la zona.
    El video, con esa música, tiene casi mas marcha que los veredientes. Muy chulo.

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  2. muy buena la cronica y el montaje.

    felicitaciones a ambos artistas.

    juande

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