Hermoso paseo el que disfrutamos el pasado sábado por Sierra Arana, pues todo se conjugó para que así fuera. El dia anterior nevó sobre las cumbres y la nieve quedó conservada durante el siguiente dia soleado, especialmente en las frias umbrias, para su propio disfrute, y el nuestro.
Comenzamos nuestra ruta en el cortijo de Los Asperones en dirección al nacimiento del rio Blanco, en donde un cortijo desvencijado – La Tejera - recuerda la anterior existencia de un asentamiento humano permanente en un lugar duro para vivir, a cuya puerta brota un manantial de vida, rodeado de unos viejos árboles guerreros que lo custodian. Hay berros en el agua.
El pequeño rio Blanco se desliza barranco abajo, como el que no quiere la cosa, hasta que resbala por la piedra lavada y lo vamos perdiendo de vista, pues nuestra senda mantiene la altitud, incluso asciende, hasta rodear la mole de piedra y dar vista hacia Prado Negro, el cortijo del Majalijar, el propio pico, y al fondo Sierra Nevada.
Me gustó andar por sendas retorcidas, ver lugares nuevos, horizontes que se abren de improviso, picachos en cadena, praderas, cortijos, habitados unos, abandonados otros, y conocer la sorpresa que me esperaba a cada revuelta del camino. Y este paseo nos deparó mucho de todo esto. Sorpresas muy agradables.
Rozamos la falda del Majalijar y comenzamos la vuelta por un carril empapado de barrizal, hasta alcanzar mas abajo el cauce del rio Blanco, y una antigua acequia, ahora entubada, que nos permite seguir su camino, rodeado de arbolado, plantas de diferente tipo, rocas con formas caprichosas, y musgo. En la umbria se conservan grandes trozos de hielo.
Un delicioso paseo de cuatro felices horas.
Fotos: Juande
Crónica: JA Mazuecos
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