sábado, 12 de febrero de 2011

Al Collado del Pino

Para esta excursión quedamos citados en una cafetería de La Zubia. De allí partimos hacia Cumbres Verdes con la idea de dejar los coches en la Cortichuela, pero nos encontramos el carril cortado a la altura del Mirador de los Alayos. Decidimos dejar los coches en esta explanada y modificar el itinerario previsto. Partimos a las 9,15 h. por la vereda paralela al Canal de la Esperatera, dejando a nuestra derecha el Cortijo Sevilla y la Boca de la Pescá.

Tras abandonar a nuestra izquierda el Barranco del Búho, continuamos hasta La toma del Canal, una caseta de bombeo del agua junto al río Dílar. Si dificultad cruzamos el río aunque alguno "metió la pata" en el agua.

Tomamos entonces la vereda del Collado del Pino. Tras cruzar una alambrada comenzamos la ascensión de la Cuesta del Pino en principio por la vereda para después abandonarla y hacerlo campo a través. La ascensión es dura pero para nuestro grupo senderista no hay dificultad que se le resista. La subida en zigzag transcurre con pequeñas paradas para disfrutar las vistas de las cumbres nevadas de los Alayos, el profundo valle excavado por el río o la Loma de Dílar que prónto aparece ante nosotros. También gozamos pisando la nieve que intermitentemente surge en nuestro camino.

Pronto llegamos a las cercanías del Collado del Pino (1798 m.a.) donde tomamos un tentempié y nos hacemos la tradicional foto del grupo con lluvia de nieve incluida.

El regreso lo hacemos rápidamente por la vereda que, por una zona de umbría cubierta de pinos y alguna que otra encina, nos devuelve a la Toma del Canal. Desde allí cogemos el mismo camino, pero a la inversa, que nos devolverá al Mirador de los Alayos, donde nos aguardan los coches. Son cerca de las tres de la tarde, el momento ideal para acercarnos al meredero Los Prados a tomarnos unas cervecitas.

sábado, 15 de enero de 2011

GR-7:LANJARON-PAMPANEIRA

Abordamos esta ruta como continuación del anterior tramos del GR7 Nigüelas-Lanjarón, que habíamos realizado el pasado 11 de diciembre. Muchas caras nuevas en esta ocasión pues se sumaron un grupo de jóvenes que nos hicieron notar ciertas diferencias generacionales...

Tras dejar los coches al final del pueblo de Lanjarón, iniciamos la ruta hacia la localidad Cañar por un desvío existente a mano izquierda en el que está marcado el sendero del GR-7.
Poco a poco fuimos ganando altura siguiendo una pequeña vereda que transcurre por la zona de Las Laderas en dirección al pico Mimbre, que dejamos a nuestra izquierda.

Algo después de dos horas de caminata, llegamos al el pueblo de Cañar donde hicimos un pequeño descanso y bebimos agua de la fuente existente en el centro del pueblo.
Era necesario coger fuerzas para seguir con nuestro itinerario.

Continuamos por una vereda rodeada de vegetación. Entre robles y pinos fuimos avanzando hasta llegar al impresionante paraje del Dique 24, donde paramos para contemplar la caída del agua hasta lo más profundo del barranco. Poco después llegamos al pueblo de Soportújar donde nos esperaban Jorge y Encarna para acompañarnos el resto de la ruta. El pueblo celebraba la fiesta de San Antón. Juande y Toñi deciden quedarse allí y honrar al santo, ya nos contarán como estaba la olla.

Llegados a este punto nos quedaba el tramo final de la ruta. El sendero pronto nos colocó frente a las las magnificas vistas de la Sierra de la Contraviesa y Lújar.
Algo después nos encontramos en el Barranco del Poqueira, a los pies de Pampaneira, a donde llegamos con tiempo suficiente de no perder las buenas costumbres y hacer la última parada en el bar. El viaje de regreso a Lanjarón en el autobús de línea transcurrió entre mareos, chistes de bomberos y el sopor de nuestros jóvenes acompañantes.


Fotos: Juande

Crónica: JA Mesa

sábado, 8 de enero de 2011

La fuente de los 101 caños

A petición de Isabel, que está de vacaciones pero que pronto debe volver a Alemania, realizamos esta excursión extraordinaria a Villanueva del Trabuco con el objetivo de llegar a la fuente de los 101 caños. El pueblo está situado en la comarca de Antequera, al pie de las sierras Gorda y San Jorge. La presencia de estas sierras calizas impregnan el paraje de gran belleza.

Una vez en la población y tras indagar nuestro lider con los lugareños la mejor forma de iniciar el recorrido, decidimos llegar hasta la fuente con los vehículos y desde allí comenzar a andar.
La fuente esta situada en la falta de la sierra de San Jorge y es, sencillamente, impresionante. Además es cierto que tiene 101 caños. El que no lo crea puede contarlos en las fotos.

Se considera que a partir de los arroyos de esta zona nace el río Guadalhorce.

A partir de la fuente iniciamos la marcha por un carril que nos lleva faldeando la montaña hasta un gran cortijo donde hacemos una leve parada de descanso.
Desde alli tomamos una tranquila carretera que en poco tiempo nos coloca en el centro de Villanueva del Trabuco. A propósito, ¿sabes de donde le viene el nombre al pueblo? Cuenta la leyenda, que existía una venta en un cruce próximo al pueblo, cuyo propietario, para proveerse de víveres se dirigía a Archidona. En sus continuos viajes era asaltado por los caminos y le robaban las mercancías, por lo que decidió comprarse un trabuco, del que no se separaba ni a sol ni a sombra, de ahí, que cuando fue a Archidona decían “aquí viene el tío del trabuco”, posible origen del nombre de este municipio.
La comida fue en Venta Talillas, lugar a tener en cuenta por la buena relación calidad y precio.

Fotos: Juande
Crónica: JA Mesa

lunes, 27 de diciembre de 2010

El Trevenque helado

Fuera de programación e intentando continuar la costumbre de subir al Trevenque en Navidad, decidimos hacer esta salida el domingo 26 de diciembre. El día amanecío claro, con un cielo azul que hacía tiempo no disfrutábamos.

El inicio del sendero fue jubiloso, teníamos ansias de movimiento y de quemar los excesos gastronómicos de días anteriores. Los más aguerridos propusieron abandonar la cómoda ruta del carril para crestear por los innumerables montículos que jalonaban nuestro itinerario. Tras abandonar el ancho sendero, tomamos la vereda superior que ofrecía un grado mayor de dificultad: los de la verea somo gente sacrificada, austera y abnegada.

El camino ascendía con suavidad, acercándonos progresivamente al pie del Trevenque. Pronto apareció la nieve; en principio primaveral y, más adelante, dura y helada, fruto de las bajas temperaturas de la noche anterior. Los primeros resbalones nos pusieron en guardia. Comenzaron a asaltarnos las dudas sobre si lograríamos coronar la cumbre.

Justo al inicio del último ascenso se convocó a consejo a todos los veredistas para dilucidar si se continuaba la ascensión por un piso helado y peligroso. Unos proponían continuar pese a las dificultades. Los más sugerían meter mano a las mochilas para dar cuenta de las viandas transportadas. Y aunque algunos comenzaron un tímido ascenso intentando arrastrar a los demás, los heroismos declinaron rápidamente ante los contundentes argumentos esgrimidos por Pepe Montes: paletilla ibérica fínamente cortada en lonchas.

Estos argumentos se multiplicaron y se hicieron concluyentes: licor de membrillo, pacharán, danielitos, bombones, nochebueno, empanada gallega, galletas caseras... No importó mezclar lo dulce con los salado, el té con los licores, la empanada con los polvorones. Y es que la Verea tiene un buen yantar.

Deduciendo que el día estaba echado, nos dispusimos a iniciar el regreso. Si bien la cumbre se nos había resistido, otras metas se nos ofrecían altaneras en los bares y cafeterías de La Zubia.

Crónica: José A. Mesa
Fotos: Juande

domingo, 12 de diciembre de 2010

Por el GR7: De Nigüelas a Lanjarón

El asunto era completar un tramo del GR7 y la incognita era si llegariamos a Lanjarón por buen camino, pues ninguno de nosotros lo habia hecho de antemano. No hay problema, el camino está bien marcado desde la salida de Nigüelas, que atravesando el pueblo nos conduce al rio Torrente y encomienda nuestros pasos hacia la población de Acequias. Desde allí, una vereda en suave ascensión nos conduce hacia un carril, que ya no abandonaremos hasta llegar a nuestro destino.

El sol atraviesa suavemente una fina gasa de nubes, y su luz nos llega tamizada. El aire es tibio. El carril es amable, se deja querer y lo recorremos con suavidad. Hay cortijos que se asoman al camino para vernos pasar, uno de ellos con aires de casa rural, bien parecido. Ahora esperamos a Mariló, que se ha olvidado su bastón donde cristo dió las tres voces, sentados en un poyete, mientras bebemos vino con una tapa de almendras.

Una vez repuestos, y recobrado el dichoso bastón, continuamos nuestro camino hasta llegar al paraje conocido como Pedro Calvo, hoy convertido en área recreativa. Un poco mas adelante, en el cruce que sube a Tello, una concentración de moteros inunda el carril. Desde este punto vemos, a lo lejos, la mar. Ahora toca bajada, por carril y por trochas. A ver quien llega antes. ¡Sorpresa¡ Jorge y Encarna han subido en coche desde Lanjarón y salido a nuestro encuentro. Nos raptan a dos senderistas en su coche, en contra de nuestra voluntad. El carril nos enseña su tramo final, lleno de plantas y arbolado, hasta desembocar en la entrada del pueblo, donde nos espera un hinchá de carne a la brasa. Por si esto fuera poco, algunos insisten en una pasteleria con unos molondrones de aquí te espero. Vuelta a Niguelas en autobus de linea, cuyo conductor se portó muy amablamente, desviando la ruta para llevarnos hasta el pueblo. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La próxima cita será para continuar el siguiente tramo del GR7 donde lo dejamos, ahora desde Lanjarón hasta Pampaneira.

Cronista: José A. Mazuecos
Fotos: Juande

sábado, 13 de noviembre de 2010

Subida al peñón de Dílar

El sábado 13 de noviembre nos citamos para ascender al Peñón de Dilar, montículo situado en la Loma de Dilar, a una altura de 2.600 metros. Esta vez rompimos el lugar de encuentro, y quedamos en una cafetería de La Zubia, donde nos saludamos, y una vez dada cuenta de un buen desayuno, nos pusimos en marcha. Ascendemos con los coches por Cumbres Verdes, Fuente del Hervidero, Puente de los Siete Ojos, La Cortichuela, y por fin aparcamos en el Collado Chaquetas, a 1.900 metros de altitud, según el “aparato” de Gabriel. Comenzamos a andar a las 10 de la mañana, los mas valientes en manga corta, ascendiendo por la loma de los Panaderos, entre pinos, donde Jose Antonio y Encarni se encuentran con un vecino que ya iba de vuelta.

El camino continúa ascendiendo, en realidad siempre continuará ascendiendo hasta nuestra meta, con el solecito de compañía. Divisamos unas bañeras en el fondo del barranco, para el servicio del ganado. Al poco ya divisamos las cumbres completamente nevadas, El Veleta, Los Tajos de la Virgen, Elorrieta, El Tozal del Cartujo, y El Caballo. La nieve brilla como el cristal, la vemos lisica, lisica. Vamos cresteando por la Loma de Dilar, y hay que hacer varias paradas técnicas, pues el furgón de cola trae hoy el culo flojo. Se pide “tiempo” y paramos a echar gasolina, parapetados tras unas rocas, pero el aire ya empieza a estar frio, y los valientes tiene que abrigarse.

Prosigue la marcha, pasamos junto a dos vivacs, uno de ellos cubierto, para una sola persona, y nos encontramos con un paso con nieve algo helada. Vamos abriendo huella y pasamos bien. Damos vista al cauce del rio Dilar, sobre el que se precipitan numerosos barrancos, algunos de ellos con brillantes caídas de agua.

De frente tenemos el radiotelescopio internacional, a tiro de piedra. Llegamos al Peñón de Dilar, son las dos de la tarde, y nos debatimos entre un arroz caldoso en La Zubia o el consabido bocata. El triunfo es para el bocata, dada la hora. Hemos tardado cuatro horas en subir, y tardaremos dos horas en bajar hasta los coches.

Después de reponer fuerzas, la consabida foto de grupo. Hoy viene dos fotógrafos de campeonato, el Sr. Guan de Dios y D. Antonio Domingo, cuyas instantaneas habréis ya recibido, que reflejan fielmente los momento vividos.

Falta decir que respiramos aire puro, purísimo, grandeza de las cumbres de Sierra Nevada, que la vuelta nos resultó grandiosa, se entibió el aire, pisamos nieve virgen, las sombras dibujaban perfectamente los barrancos, el grupo quedaba mas cohesionado, desfilando en hilera, con el roce de las botas ascendía el olor a tomillo, el horizonte se extendia hasta el dorado mar, y las cadenas montañosas se nos presentaban en perfecta definición. Ahora llevamos de frente el Trevenque y al lado el Trevenquillo, parece otro camino, aunque sabemos que es el mismo.

Hoy ha sido una excursión con sabor montañero. Se ven felices las caras, coloraditas por el sol. No hay que descuidarse, para la próxima tenemos que protegernos.

La próxima salida también es de sabor montañero, el faldeo de los Alayos, y tiene su puntillo de aventura, pues hay que atravesar el rio- y no hay puentes, oiga. En estas dos semanas hay que entrenar un poquillo para que nos resulte disfrutona.


Cronistas: José A Mazuecos

Fotógrafos:
  • Toñi
  • Antonio
  • Juande