El domingo 3 de Noviembre se programó la ruta que guio nuestra compañera Pepa.
Salimos de las proximidades del Palacio de Deportes alrededor de las 07:30 en el microbús que contrató José Antonio Mesa y que nos llevó hasta el Collado del Alguacil de Güéjar Sierra.
En el camino presenciamos como el sol comenzaba a iluminar las cumbres de la Sierra a medida que nos acercábamos al punto de inicio de nuestra ruta a eso de las 08:40. Al llegar aún quedaba escarcha sin fundir sobre la hierba.
Antes de iniciar la ruta guardamos un minuto de silencio como muestra de solidaridad en el dolor y en recuerdo de todas las víctimas y personas afectadas por las consecuencias de la catastrófica DANA que ha asolado a una gran extensión de la Comunidad Valenciana y a zonas de Castilla la Mancha y Andalucía.
El día estaba despejado y todo nos hacía pensar que pasaríamos calor, el sol salió y no teníamos viento. Así comenzamos a caminar y no tardamos mucho en quitarnos la primera capa que nos cubría. Sin embargo, las nubes comenzaron a cubrir las cumbres del Veleta, el Mulhacén y la Alcazaba desde el Este y la panorámica inicial quedó oculta.
Así llegamos a la Fuente de los Amigos, donde nos reunimos para tomar una foto de grupo con un fondo extraordinario. Aquí ya tomó presencia algo de viento que a algunos nos hizo abrigar de nuevo.Falta el fotógrafo. |
Reagrupados retomamos enseguida la ruta de moderado ascenso hasta las cercanías del Alto de las Catifas donde nos detuvimos a reponer fuerzas con algo de fruta.
Paco Teva nos regaló los deliciosos pistachos que él prepara y -de remate-, unas guindas al aguardiente de no te menees, deliciosas. Tras este breve descanso, entorno a las 11:00, seguimos “verea” arriba pasando por la Peña de los Soldados, desde se contemplaba -hacia el Sur- una vista estupenda del valle por donde desciende el desagüe de las cascadas de Los Lavaderos de la Reina.
Pronto llegamos a contemplar la vertiente de la Haza del Camarate aunque entre girones de nubes que nos rodeaban por momentos volviendo a descubrirse ofreciendo unas imágenes típicas del otoño y que nos anunciaba la posibilidad de lluvia. De hecho algunos de los móviles recibieron una señal de alerta por “Riesgo de Lluvias extremas”, lo que nos sorprendió a todos, pues 3 o 4 recibieron la señal de alerta y el resto no. En cualquier caso, viendo que aumentaban las nubes y por si acaso esta señal se convirtiera en algo real continuamos sin tardanza con nuestra ruta ya de descenso.
No tardó mucho en que la lluvia se manifestara sobre nuestras cabezas, tímidamente al principio y con mayor intensidad después; con lo que tuvimos que hacer uso de nuestros impermeables y capas de agua para evitar terminar empapados.
Por suerte fue un chubasco breve y en unos 15 minutos escampó; nos regaló un arco iris y vuelta a guardar las prendas de lluvia.
Ya era cerca de las 14 cuando paramos a comer, tendimos los impermeables al sol y tomamos lo que cada uno había traído. Aquí aparecieron nuevamente los pistachos de Paco Teva y las citadas guindas curadas con aguardiente que él prepara y tiene la generosidad de ofrecernos.
Con renovadas fuerzas retomamos el camino de bajada por el cortafuegos que atraviesa un bosque de pinos silvestres. La fuerte pendiente y los kilómetros de la ruta ya se empezaron a notar sobre nuestras piernas (por lo menos en las mías); pero animados por la cercanía a Jerez nos dio el impulso suficiente para terminar en un bar del pueblo y disfrutar de una cerveza fresquita para unos y de unos cafés calentitos para otros. Un paseo por el pueblo hasta la parada del autobús y el regreso a Granada. Para terminar tomando el tranvía que nos devolvió al punto de salida.