Ruta lineal, con salida desde
Rodarquilar y por el interior (minas de oro, cortijo de los Frailes) a Isleta
del Moro.
Dificultad media
Duración: 4 1/2 horas
aproximadamente y un desnivel máximo de unos 450m.
Recomendaciones: Doble ración de agua, crema
solar, bastones (subida y bajada con tramos pedregosos, de desnivel moderado) zapatillas anti-deslizantes (más adecuadas que las botas de
montaña) gorra o simil y bañador. Además de las
vituallas y material que mismamente creamos oportuno.
Comenzamos en los alrededores del centro de interpretación
de Rodarquilar, nos encontraremos unas escaleras a la izquierda que nos llevan
a un barranco. En él podremos observar a nuestra derecha unas paredes de roca
en vertical donde predominan los colores ocres oscuros que contrastan con los
verdes de las pencas que se encaraman en sus grietas (mu raro y bonico). A
nuestra izquierda, un pequeño valle que esconde un cortijo pintoresco, con
paratas y un salto de agua (sólo apreciable en invierno) que ha dejado en su
base unas bonitas tobas calcáreas.
Termina el barranco en un camino que lleva a
Albaricoques, un pequeño pueblo cercano a Rodarquilar. Éste camino fue utilizado
en el trasporte del mineral, alcanzando unas dimensiones que en la actualidad
no se necesitan. Siguiendo ese camino dirección Albaricoques (que es la parte
más inhóspita y árida del recorrido) y a
una hora desde que salimos nos encontramos con un cruce, a la derecha lleva
al Cortijo de los Frailes, donde en
su día, sucedieron los trágicos hechos que inspiraron a Lorca, su obra “Bodas
de Sangre”. Nosotros tomaremos a la izquierda, donde se ve el Cortijo Requena,
el que acoge la aljibe con mayor cúpula
entre las catalogadas.
Comenzamos el ascenso al Cerro del Rellano, de 460m. emplearemos una hora mas o menos, suave
subida que en algunos tramos se empina, pero sin llegar a agobiarnos. Hay piedras sueltas que nos harán concentrarnos
para evitar caidas, pero sin perder de vista la cantidad de palmitos que
adornan el barranco, dándole color y vida.
Cuando coronemos, a nuestra derecha veremos una esfera
blanca, el observatorio. Más a la derecha un punto de observación forestal. A
la izquierda tres construcciones en un plano inferior al nuestro(luego las
visitaremos). Iremos a la esfera y desde allí visualizaremos la
Caldera de Presillas, antigua caldera volcánica de un
tamaño colosal. Miraremos la panorámica y disfrutaremos de ella. A media hora y tras una fea bajada, en la que también tendremos cuidado con los resbalones, tenemos las
casas a las que se ha hecho referencia. Observaremos,
una vez allí, el valle de Rodarquilar,
que también es una caldera volcánica,
aunque en ésta ocasión tendremos que echar mano de nuestra imaginación para
completar sus formas, borradas por el paso del tiempo. Sería un buen lugar para
reponer fuerzas.
La senda de bajada la
encontramos junto a las casas. Bajada entretenida y técnica, piedras sueltas y fijas, por lo que, a
modo de piano, “deberemos pisar las que
son, si no queremos pegar el resbalón”. Durante la hora que nos separa del
final, transitaremos por el barranco del
Negro, nos encontraremos con un bosque
relicto de pinos, que nos indica cómo de arbolada estaba la zona. También
veremos unas rocas con oquedades o
“cocones” que los lugareños les llaman, son unos abrevaderos naturales para
los bichos de la zona, ello, junto a los palmitos y otras hierbas, nos harán más
llevadera la bajada. Terminada ésta (una hora +- desde que comenzamos la
bajada), cruzaremos la carretera y seguimos el barranco del Negro dirección a
la cala del Toro, llegado el
momento, tomaremos a la derecha una senda que nos lleva a la cerveza, quiero
decir, a la Isleta ,
en donde podremos refrescarnos por dentro y por fuera, si viniera al caso.
Enlace interesante http://almeriaapie.com/es/requena
FOTOS DE JUANDE