Como es habitual en los veredianos, nos encontramos en el Suspiro del Moro a las 8 , no nos vamos a quejar de las impuntualidades porque tampoco fueron tantas. Iniciamos camino con un dia medio aceptable , pero a medida que fuimos ascendiendo por la carretera alpujarreña como si hubiéramos abierto la puerta otoñal , a la altura de Pampaneira las nubes fueron espesando y acogiendo. Yo tengo que confensar que a medida que las nubes nos sorprendían yo más me emocionaba, en mi mente el recorrido anterior se hizo con un dia otoñal en plenitud.
(Dispculpen ustedes las reflexiones personales, pero son inevitables)
Ya en Pitres efectivamente empezó un “calabobos” que nos hizo echar mano de todo lo plastificado e impermeable que tuvimos a mano , (véanse las fotos). Pero como los veredientes no nos amilanamos con cuatro gotas de ná , iniciamos el descenso hacia el pueblecito de Atalbeitar, donde nos recibió cariñosamente un pequeño jabalí que el”Dingo” quiso embestir.Nos soprendio la rehabilitación de la mayoría de sus casas , hace unos años era un pueblo bastante deshabitado.Iniciamos el camino de Ferreirola entre huertos y castañales y la lluvia persistía.
En Mecina nos encontramos con un lavadero muy bien conservado. Recorrimos los pueblecitos de Mecina y Mecinas Fondales disfrutando de los frutos de la época.(Hicimos recolección de caquis, nueces,uvas,manzanas y demás delicias temporeras) Por lo que además de disfrutona fue glotona.Descendimos hasta el rio Trevelez contemplando el hermoso cauce por donde va descendiendo este rio mientras algunos reponían .
Un poquito mas duro fue el ascenso de Mecina a Pitres (pero eso qué es para los veredianos). La lluvia nos dio una tregua a lo largo del camino, pero, llegando a Pitres sudorosos y hambrientos, no encontramos sitio adecuado que nos acogiera para hacer acopio de bocatas. Pero un paisano pitrense nos ofreció su terracita y unas cervecitas con sus cafes de sobremesa.
Alli dimos por terminada la escapada a la Taha de Pitres, los Marilon y Gabrieles nos abandonaron , ya sabemos de su stres lúdico, los demás aceptamos la oferta de Elena de visitar su casita de Capileira y allí inspeccionamos el terreno para posteriores salidas de la vereda.
El colofón de la excursión fue el paseíto hacia un lugar secreto donde se divisa unas magnificas vistas del Barranco del Poqueira y las montañas que le rodean. “Que como es secreto no os digo ni donde esta ni como se llama “eha”.
Y se acabo la crónica que nunca llegaba.
Cronista: NaniFotos: Elena