Volvemos a nuestra senda y enlazamos con la realenga o via pecuaria de Loja a Priego, donde pudimos percibir amplias panoramicas paisajisticas sobre las sierras subbéticas, y continuamos entre olivos. En el camino nos detuvimos bajo una gran encina, y mas tarde sobre una higuera inmensisima (nunca vi una mas grande). Noviembre decidió lanzarse a la balsa por dos veces, ante la natural preocupación de sus dueños.
El camino comienza a descender, y pasamos junto a unos tajos, "Los Tajos de Chite", por donde el agua se despeña en cascadas continuas, tallando la roca caliza en forma de escaleras, una maravilla que me emplaza para una futura visita.
LLegados al rio Pesquera, que va bien servido de agua, lo atravesamos descalzos, y Noviembre vuelve a lanzarse al baño, lo que obliga a su dueño a lanzarse al rio con arrojo y riesgo para su integridad, para que no se lo lleve la corriente a su perrillo fiel, en cuya batalla pierde un calcetín. Pero ha salvado a su perrillo.
Bueno, un esfuerzo final, una corta subida y ya vemos los coches que nos esperan calentitos. Algunillas llegan con una cosecha de esparragos trigueros en sus manos.
Durante todo el camino hemos visto muchisimas flores, de las que desconozco su nombre, salvo las gayumbas, amapolas y retama. Tambien me han ensañado la flor de hipérico.
Las cervezas, las tapas, y la comida en "Casa Paquita", compartiendo la primera comunión de una vecina de Algarinejo. Allí se nos unió el querido famobil, en su versión de ciudadano de a pie.
De vuelta al pueblo se nos unieron Pepe y Nani, y nos fuimos a ver el "Museo de las Cuevas", en el que disfrutamos de la acogida de Guillermo, que nos guió por la historia de la población.
Despedida y cierre. Hasta la próxima.
Cronista: José A Mazuecos
Fotos: Toñi, Juande y JA Mesa