El camino continúa ascendiendo, en realidad siempre continuará ascendiendo hasta nuestra meta, con el solecito de compañía. Divisamos unas bañeras en el fondo del barranco, para el servicio del ganado. Al poco ya divisamos las cumbres completamente nevadas, El Veleta, Los Tajos de la Virgen, Elorrieta, El Tozal del Cartujo, y El Caballo. La nieve brilla como el cristal, la vemos lisica, lisica. Vamos cresteando por la Loma de Dilar, y hay que hacer varias paradas técnicas, pues el furgón de cola trae hoy el culo flojo. Se pide “tiempo” y paramos a echar gasolina, parapetados tras unas rocas, pero el aire ya empieza a estar frio, y los valientes tiene que abrigarse.
Prosigue la marcha, pasamos junto a dos vivacs, uno de ellos cubierto, para una sola persona, y nos encontramos con un paso con nieve algo helada. Vamos abriendo huella y pasamos bien. Damos vista al cauce del rio Dilar, sobre el que se precipitan numerosos barrancos, algunos de ellos con brillantes caídas de agua.
De frente tenemos el radiotelescopio internacional, a tiro de piedra. Llegamos al Peñón de Dilar, son las dos de la tarde, y nos debatimos entre un arroz caldoso en La Zubia o el consabido bocata. El triunfo es para el bocata, dada la hora. Hemos tardado cuatro horas en subir, y tardaremos dos horas en bajar hasta los coches.
Después de reponer fuerzas, la consabida foto de grupo. Hoy viene dos fotógrafos de campeonato, el Sr. Guan de Dios y D. Antonio Domingo, cuyas instantaneas habréis ya recibido, que reflejan fielmente los momento vividos.
Falta decir que respiramos aire puro, purísimo, grandeza de las cumbres de Sierra Nevada, que la vuelta nos resultó grandiosa, se entibió el aire, pisamos nieve virgen, las sombras dibujaban perfectamente los barrancos, el grupo quedaba mas cohesionado, desfilando en hilera, con el roce de las botas ascendía el olor a tomillo, el horizonte se extendia hasta el dorado mar, y las cadenas montañosas se nos presentaban en perfecta definición. Ahora llevamos de frente el Trevenque y al lado el Trevenquillo, parece otro camino, aunque sabemos que es el mismo.
Hoy ha sido una excursión con sabor montañero. Se ven felices las caras, coloraditas por el sol. No hay que descuidarse, para la próxima tenemos que protegernos.
La próxima salida también es de sabor montañero, el faldeo de los Alayos, y tiene su puntillo de aventura, pues hay que atravesar el rio- y no hay puentes, oiga. En estas dos semanas hay que entrenar un poquillo para que nos resulte disfrutona.
Cronistas: José A Mazuecos
Fotógrafos:- Toñi
- Antonio
- Juande