
El viaje hasta Riopar no se libró de incidentes: uno de los coches se negó a continuar (torpe) y hubo de volver desde Úbeda a Granada en busca del de Juande, al que se le terminó la holganza.

Las dos hermosas casas rurales, modernas y bien equipadas, acogieron a nuestro alegre y ruidoso grupo cercano ya el mediodía, por lo que nuestro primer acto en aquel confin del mundo fue abastecer nuestros estómagos con una gran variedad de manjares, compañeros efímeros de nuestro viaje.


El siguiente día, domingo, amaneció nuboso y gris. Pronto una llovizna inmisericorde se hizo la compañera del sendero que nos llevaba al nacimiento del río Mundo.


Tras volver sobre nuestros pasos hasta el lugar donde habíamos dejado los coches, iniciamos el segundo sendero previsto no sin algunos abandonos. Éste debería llevarnos hasta el mirador situado sobre la propia cascada objeto de nuestra anterior visita. En la medida que ascendíamos por un cómodo carril, el tiempo se despejaba y un tímido sol decidió acompañarnos en nuestro camino. Coronamos collados, atravesamos cercas, recorrimos hermosos valles cubiertos de un verdor incipiente, pero el mirador no aparecía.


La tarde, algo desapacible, dio para una rápida visita al histórico pueblo de Alcaraz.
Y al tercer día... Había que regresar pero no sin antes hacer una segunda visita al paraje del
Fotos: Toñi y Juande
Crónica: JA Mesa