sábado, 14 de febrero de 2015

CERRO DEL FUERTE DE FRIGILIANA

NOMBRE DE LA RUTA: Cerro del Fuerte de Frigiliana
Provincia: Málaga
Zona : Sierra de la Almijara. Comarca de la Axarquia. Pueblo de Frigiliana.
Tipo de recorrido: Lineal.
Tiempo: 4h. 30 m.
Desnivel: 600 m.
Dificultad: Fácil
Señalización: Sí
Fecha realización: 14.2.2015
Epoca recomendada: Cualquiera, menos en pleno verano.
Valoración del 1 al 5: 3.

Descripción: Recomiendo iniciar el camino desde el mismo pueblo, para apreciar el trazado de sus calles moriscas, la belleza y colorido de las mismas. 

El camino propiamente dicho comienza en la alberca de Lizar, junto a una casa con una palmera. Una vez iniciado el camino no hay otra opción, te llevará directamente, casi sin darte cuenta,  al cerro del Fuerte, entre pinos y aromas mediterráneos  a tomillo, cantueso y romero. 

Tanto a la ida como a la vuelta podrás contemplar un paisaje extraordinario, tanto de la Sierra de la Almijara y sus altivos picos, como el  Lucero, El Cisne, o  el Alto del Cielo, como del mar y sus pueblos costeros. A la vuelta, unos doscientos metros antes de la Alberca de Lizar, sale una pequeña vereda que baja hasta la acequia de Lizar, que viene del rio Higuerón, y que permite el paso con su poquito de riesgo.

Si quieres comer comida casera, es recomendable el restaurante el "Tangay", a la entrada del pueblo, alejado de la zona mas turística. Pero tienes que ir con calma y sin prisas.


CRÓNICA:
Aunque no era la salida programada, Jose A. Mazuecos nuestro guía, con buen tino la cambió por esta más costera, evitando así las inclemencias del tiempo.
La salida se hizo tempranera para un buen desayuno en el Suspiro del Moro. Al grupo de habituales se sumaron Vicente, que no se pierde las de Málaga; Lidia y Mariluz que de vez en cuando nos acompañan; María José en su primera de la “verea” y Mª del Mar (que no Mititilla) que triunfó en la montaña, porque la pilló con ganas.

Nos repartimos en los coches y nos lanzamos a la carretera bajo unos nublos que no amenazaban lluvia, y con nuestra  hábil conductora, Elena,  antes de acabar de ponernos al día de las novedades ya estábamos en Frigiliana. En el aparcamiento coincidimos con Miguel y su hijo Dani, el más entusiasta y que se alegró tanto de ver a Vicente.

Los primeros pasos trascurren por las callejuelas del pueblo, con  unas fachadas bien blanqueadas y llenas de macetas de vivos colores, todo se ve cuidado. Enseguida nos sorprenden las plantas exuberantes y diferentes de la zona tropical, muros cuajados de flores que no reconocemos.
Conforme vamos dejando atrás y abajo las casas del pueblo, nos adentramos en un tramo con árboles frondosos a cada lado, de los que cuelgan hermosos aguacates, y pronto llegamos al sendero bien señalado con puntos azules pintados y postes direccionales en los cruces, y así continúa ascendiendo hasta el Cerro El Fuerte donde nos dirigimos, de forma lineal y sin lugar a confusiones.

La subida es muy llevadera comienza con unos escalones y a cada tanto te regala con una vista nueva, unas veces dejando ver Frigiliana con el mar de fondo, y otras, las montañas verdes presumiendo de crestas afiladas por donde serpentea la acequia del rio Higuerón.

Por el camino, al poco, comienzan a verse las piedras blancas y relucientes con formas caprichosas, más adelante comienzas a pisar arena como si el mar la hubiese dejado allí en algún tiempo remoto.
A medio camino aprovechando un collado paramos para el  “momento fruta” e intercambio de esas pequeñas cosas buenas que cada cual se ofrece a compartir y saborear.

Cuando iniciamos la subida llevábamos bastante ropa, pero empieza a sobrar, no hay sol aunque ya no hace frio, mientras nos vamos desquitando de las prendas de abrigo y en conversación animada unas y otros,  llegamos al cerro.  Las vistas son impresionantes de 360 grados y con ese espectáculo de fondo entre montaña y mar, aprovechamos para  tomar algo más consistente y hacernos la foto de grupo.
La bajada fue más rápida, no llegó a dos horas, y acabamos en el pueblo probando los callos con garbanzos con otros ricos platos caseros.  De vuelta a casa, no sin llevarnos el vino dulce de la zona y hasta la miel de caña los más golosos.

Besos y abrazos de despedida, y con buen sabor de boca nos deseamos que sea pronto la próxima aventura, y que no falten el resto de habituales, a quienes hemos echado  mucho de menos.
Por cierto, hubo un momento que nos preguntamos ¿por dónde va la verea?...pero llevábamos un buen guía, como siempre!!.
Mariló














2 comentarios:

  1. Tan explícita y recreada está la crónica, que igual que ocurre con los libros y las películas, estos a veces superan a la proyección, y a su vez bien aderezada con las imágenes. ¡por cierto! ¿quién es el autor ?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Exposición Etnológica. Gracias por tu comentario. La autora de la crónica es Mariló.

      Eliminar

Haz un comentario, te agradecemos tu participación.