sábado, 16 de febrero de 2013

CRÓNICA DEL ASCENSO AL MONTE HUMA


El pasado sábado 16 de febrero de 2013 el personal amante de la montaña y con identidad montañera, del club ¿por dónde va la verea?, disfrutó de la subida y descenso del Monte Huma, en el término municipal de El Chorro, provincia de Málaga.
Sus casi 1000mts de desnivel no defraudaron a nadie. Debo decir, que algunos partíamos con la falsa expectativa de un paseo matinal pero a poco que nos fuimos introduciendo en el terreno pudimos comprobar que se trataba de una verdadera marcha montañera.
Partimos a las 8:00h en dirección Antequera, donde a las 9:30h estábamos dando cuenta de un desayuno con molletes del lugar, en el bar, sito junto a la Pza. de Toros. Desde aquí en dirección a Valle de Abdalajís nos fue abriendo un día luminoso de campos verdes, entreverado de montaña caliza tipo Torcal. El recorrido es tortuoso y de carretera estrecha en no muy buen estado, lo que atrasó la llegada a destino.
El Chorro está calificado como barrio del “Valle…” pueblo cabecera del desfiladero de los Gaitanes. Por este lugar discurre encajonado el río Guadalhorce y de manera paralela, en plano superior, en un margen el famoso “Caminito del Rey” y en el otro, la vía férrea. Precisamente, El Chorro es en buena medida, estación de paso, camino de Bobadilla.  
A las 10:45h, tras informarnos, en la recepción del Hotel próximo a la estación, sobre variantes de recorrido para la subida al Monte Huma. Partimos por el sendero, bien señalizado que inicia desde la misma estación del tren. Aquí, un panel informativo de medio ambiente J.A. nos señala el itinerario con una estimación de tiempo en el recorrido de hora 45 minutos. Sin embargo, la información obtenida “a pie de obra” nos daba en torno a 4h, la diferencia es notable y plantea dudas.
Como no podía ser de otro modo, los/as comparecientes de ¿por dónde va la verea? deciden afrontar la ruta montañera al objeto de disfrutar de todos los alicientes que nos pueda proporcionar.

La primera parte del itinerario discurre por un carril de montaña en ascenso, largo y tedioso, se observan atajos “trochas” que sin conocer bien el terreno, tengo dudas para tomar. El GPS del compañero Mesa, que lleva instalada la ruta previamente hecha por mi hija Elvira, nos ayuda para acortar significativamente. No tienen perdida, discurren entre un pinar sin mayor aliciente.
Para orientarse lo mejor es seguir el tendido eléctrico hasta el punto en que junto a un par de torretas y frente a un paredón calizo impresionante, hay unos hitos bien plantados que señalan el acceso a “Las escalerillas árabes”, ruta excavada en piedra que discurre por una falla en diagonal sobre la mismísima pared. Desde la base, apenas se aprecia que el lugar tenga acceso, hay que acercarse mucho para comprobarlo.
Este, es el primer ascenso duro de la jornada, algunas informaciones apuntan un 34% de desnivel, llama la atención el contraste entre la pura roca sobre la que caminamos y la vegetación (Palmitos, Genistas, Retamas, Espinos) que emerge exuberante, aprovechando el más mínimo hueco y el magnífico microclima templado mediterráneo de la zona.
En esta parte nos encontramos con gran número de vías de escalada sobre la pared que va quedando a nuestra derecha en el sentido de la marcha, tiene pinta de ser esta zona un paraíso para escaladores/as.
La ruta está bien trazada y se sigue de hito en hito, las vistas merecen la incomodidad del  desplazamiento. Se ve el Tajo de la Encantada y los embalses superior e inferior del mismo nombre. Finalizamos este tramo en un puertecillo arbolado y cerrado por una valla alambrada que atravesamos para continuar por un valle escarpado en dirección a un cortijo conocido como Campedrero.

A la derecha del Cortijo, buscamos la segunda pared rocosa que hemos de atravesar en ascenso para acercarnos a la base del Monte Huma. La subida hasta el cortijo tiene una senda más o menos marcada pero a partir del mismo, la senda se pierde y hay que seguir los hitos en dirección Norte.
Encontramos una senda que nos permitió ver desde arriba el Desfiladero de los Gaitanes y la vertiente opuesta al “Caminito del Rey”, siguiendo la vereda que gira al norte, nos sube hasta la base de unos tajos donde, siguiendo siempre los hitos, encontramos un “canuto” calizo que necesariamente debíamos trepar. Superado éste, observamos una planicie en suave pendiente con aspecto de haber sido fondo marino en tiempos geológicos pasados, de hecho, encontramos fósiles. Al final de la pendiente y en la distancia, al norte, se aprecia el vértice geodésico del Monte Huma.
Hollamos a 1.191mts de altura, casi cuatro horas después del inicio, tenía razón el recepcionista, aunque es verdad que tuvimos muchas paradas para orientarnos, discutir sobre la opción más conveniente, reagruparnos…en fin, lo propio de la peña. Además y no lo he comentado, en el ascenso del segundo paredón tras el Cortijo Campedrero despedimos por regreso a buena parte del grupo: Pilar, Toñi, Guillermo, Jorge y Álvaro.


Comida al viento en la cima y regreso con incidencias, caídas de todo tipo aunque sin gravedad, el terreno pedregoso, la inclinación y el cansancio que se empezaba a dejar notar. Hicimos La vuelta por el mismo lugar de ascenso, resultó sin embargo, entretenida pues ofrece la posibilidad de vistas que no apreciamos en la subida y algunos disfrutamos con el estilo “carrerilla” para descender.
Sobre las 17:45h llegaba el pelotón, estirado, a la Estación del Chorro, dónde dimos cuenta de “bocatas” y pitanzas por cuenta de el nuevo “agüelo”. Esta crónica va por la salud de Raúl, nieto predestinado a subir montes como “Capra Sierra Nevadensis trepadensis. Amén.
                                                         
Ruta subida a Wikiloc por Mititilla: http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3999414            
Crónista: El Sr. de los Alayos.
Fotos: José A Mesa, Juande y Antonio

domingo, 3 de febrero de 2013

Circular Cuerda de la Gallega

Conforme asciendía la carretera hacia La Alfaguara  aparecian manchas de nieve en sus márgenes, que aumentaban conforme avanzabamos, charcos y tierra mojada, hasta llegar al Llano de Las Minas, donde el termómetro marcaba 3 grados a las 9´20 horas.

         Mañana fría de invierno, con viento helado, del que se te cae el moquillo. De modo que nos abrigamos bien, pañuelo al cuello, guantes y gorro. Comenzamos la marcha en ascensión a los cerros El Tamboril y El Tambor, en cuyo alto encontramos restos de antiguas posiciones de la guerra civil, lugar desde el que se controla el Valle del rio Bermejo, sede del cortijo Califaquir, y al fondo, a la derecha, las trincheras del Peñón de la Mata.

         Continuamos nuestra ruta, ahora ascendiendo hacia la Cuerda de la Gallega, con un frio que pela, y un cielo amenazante, que por momentos se ennegrece, y suelta gotitas de nieve. Propongo continuar hasta un collado mas arriba y allí decidimos lo que hacer. Lo alcanzamos con una niebla que ocultaba totalmente la montaña, y surgen las dudas, que son disipadas por el Señor de los Alayos, que nos anima a continuar, lo que a la postre resultó un acierto, ya que al instante la niebla comenzó a retirarse, hasta el punto de dejar paso a un sol radiante, aunque, eso sí, el frio seguia inperterrito.

         Recorrimos toda La Cuerda, con grandes manchas de nieve, hasta alcanzar el Pico Majalijar, en el que nos hicimos una fotito de grupo y arreando, porque allí no se podía parar de frio. La bajada la hicimos por la cara norte y tuvo un pelín de dificultad, ya que la nieve estaba dura, y tuvimos que ir con mucho cuidadín, pues aquello resbalaba bastante, hasta alcanzar el collado de Las Buitreras. Aquí hicimos una pequeña parada para tomar un tentempie. 

         Continuamos por una senda por la cara sur de La Cuerda de la Gallega a media ladera que nos conduciría hasta el cortijo Linillos y finalmente a los coches.

         Entremedias el Señor de los Alayos retó al Señor Mesa a consagrarse como montañero si era capaz de bañarse en la Laguna de Vacares, cuestión esta que ya se verá este próximo verano.

         Esta vez carecemos de la tecnología de la compañera Maria del Mar, que faltó por motivos de salud, pero así, como a ojo de buen cubero, podemos decir para que os hagais una idea, que recorrimos unos quince kilometros, en el que invertimos unas seis horas, todo sea dicho que en algunos tramos se hizo un avance muy lento debido a los impedimentos del terreno, muy accidentado en algunos tramos, con un desnivel de subida acumulado de unos 800 metros, y con un frio que pelaba.

         El final del recorrido fué celebrado en la Venta Bizcocho, en la que dimos buena cuenta de unas cervezas y vino mosto, acompañado de migas y papas a lo pobre.

         Hasta la próxima, amigos.
Crónica:José A Mazuecos