domingo, 25 de julio de 2010

Remontando el río Chillar

Que la del rio Chillar ha sido una de las excursiones más bonitas que hemos hecho no vale decirlo porque ese es el comentario que hacemos de todas. Pero sí coincidiríamos todos en afirmar que ha sido la más divertida. Basta mirar las fotos.
Y original:
-transcurría casi toda ella por el cauce del río, andar por las aguas es algo divino, ya lo hacía en otros tiempos Jesucristo.
-fue como participar en una romería, por la cantidad de gente que hacía la ruta junto a nosotros.
-hemos lucido nuestros cuerpos salerosos (unos más salerosos que otros) mientras jugábamos como niños en las pozas del río.
Para los eruditos decir que según la Wikipedia, nace a más de 1.200 m, en la sierra de la Almijara, en el núcleo del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almiara y Alhama, al pie del monte Piedra Sellada. Su recorrido transcurre casi íntegramente por un profundo desfiladero de mármoles dolomíticos, tiene una longitud de sólo 17 km, y por la cercanía de las montañas al mar Mediterráneo su desnivel medio es muy elevado, del 7,3 %.

La cosa transcurrió más o menos así. Tras llegar a Nerja y saborear el consabido desayuno (no llevábamos prisa, nunca la hemos llevado), iniciamos la primera parte de la senda en coche, remontando el río hasta una explanada junto a una cantera abandonada. Continuamos el sendero a pie cruzando con frecuencia de un lado al otro del río, admirando algunas cascadas y dándonos los primeros chapuzones. Algo más adelante llegamos a una gargantas en las que el río se estrecha hasta permitir tocar las paredes que lo delimitan con sólo extender los brazos. Es conocida esta garganta como Los Cahorros (qué copiones estos malagueños).
A medida que dejamos atrás estas estrecheces, la vegetación toma más interés por su exhuberancia y buen estado de conservación. Tras caminar por el cauce un buen trecho, llegamos a una poza grande, al parecer conocida como El Vado de los Patos, donde la mayoría nos bañamos (como patos) y al resto los bañamos (algunos lograron huir, ya nos la pagarán).
El susto de la jornada nos lo dio Mariló, la chica comenzó a hacer el pino en una de las pozas y se dio un buen golpe con una piedra del fondo. La abolladura inicial fue de infarto. Menos mal que evolucionó rápidamente a la categoría de chichón.
El regreso se hizo a pie por el mismo cauce, algunos ya con bastante apetito pues era la hora de reponer fuerzas. Una exquisita paella junto al mar calmó nuestros irritados estómagos.
Y si no habíamos tenido poco con el baño del rio, en sesión de tarde hubo nuevos baños en la playa (anda que no volvimos limpitos).
A destacar: hemos batido el record de asistentes: 20 entre miembros (y miembras) e invitados.


Fotos: Juande y Antonio Domingo
Crónica: José A Mesa