De las cumbres me llega un soplo de aire fresco que depierta en mi el deseo de abrir mi corazón al cielo.
lunes, 27 de diciembre de 2010
El Trevenque helado
El inicio del sendero fue jubiloso, teníamos ansias de movimiento y de quemar los excesos gastronómicos de días anteriores. Los más aguerridos propusieron abandonar la cómoda ruta del carril para crestear por los innumerables montículos que jalonaban nuestro itinerario. Tras abandonar el ancho sendero, tomamos la vereda superior que ofrecía un grado mayor de dificultad: los de la verea somo gente sacrificada, austera y abnegada.
El camino ascendía con suavidad, acercándonos progresivamente al pie del Trevenque. Pronto apareció la nieve; en principio primaveral y, más adelante, dura y helada, fruto de las bajas temperaturas de la noche anterior. Los primeros resbalones nos pusieron en guardia. Comenzaron a asaltarnos las dudas sobre si lograríamos coronar la cumbre.
Justo al inicio del último ascenso se convocó a consejo a todos los veredistas para dilucidar si se continuaba la ascensión por un piso helado y peligroso. Unos proponían continuar pese a las dificultades. Los más sugerían meter mano a las mochilas para dar cuenta de las viandas transportadas. Y aunque algunos comenzaron un tímido ascenso intentando arrastrar a los demás, los heroismos declinaron rápidamente ante los contundentes argumentos esgrimidos por Pepe Montes: paletilla ibérica fínamente cortada en lonchas.
Estos argumentos se multiplicaron y se hicieron concluyentes: licor de membrillo, pacharán, danielitos, bombones, nochebueno, empanada gallega, galletas caseras... No importó mezclar lo dulce con los salado, el té con los licores, la empanada con los polvorones. Y es que la Verea tiene un buen yantar.
Deduciendo que el día estaba echado, nos dispusimos a iniciar el regreso. Si bien la cumbre se nos había resistido, otras metas se nos ofrecían altaneras en los bares y cafeterías de La Zubia.
Crónica: José A. Mesa
Fotos: Juande
domingo, 12 de diciembre de 2010
Por el GR7: De Nigüelas a Lanjarón
El sol atraviesa suavemente una fina gasa de nubes, y su luz nos llega tamizada. El aire es tibio. El carril es amable, se deja querer y lo recorremos con suavidad. Hay cortijos que se asoman al camino para vernos pasar, uno de ellos con aires de casa rural, bien parecido. Ahora esperamos a Mariló, que se ha olvidado su bastón donde cristo dió las tres voces, sentados en un poyete, mientras bebemos vino con una tapa de almendras.
Una vez repuestos, y recobrado el dichoso bastón, continuamos nuestro camino hasta llegar al paraje conocido como Pedro Calvo, hoy convertido en área recreativa. Un poco mas adelante, en el cruce que sube a Tello, una concentración de moteros inunda el carril. Desde este punto vemos, a lo lejos, la mar. Ahora toca bajada, por carril y por trochas. A ver quien llega antes. ¡Sorpresa¡ Jorge y Encarna han subido en coche desde Lanjarón y salido a nuestro encuentro. Nos raptan a dos senderistas en su coche, en contra de nuestra voluntad. El carril nos enseña su tramo final, lleno de plantas y arbolado, hasta desembocar en la entrada del pueblo, donde nos espera un hinchá de carne a la brasa. Por si esto fuera poco, algunos insisten en una pasteleria con unos molondrones de aquí te espero. Vuelta a Niguelas en autobus de linea, cuyo conductor se portó muy amablamente, desviando la ruta para llevarnos hasta el pueblo. Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La próxima cita será para continuar el siguiente tramo del GR7 donde lo dejamos, ahora desde Lanjarón hasta Pampaneira.
Cronista: José A. Mazuecos
Fotos: Juande
sábado, 13 de noviembre de 2010
Subida al peñón de Dílar
El camino continúa ascendiendo, en realidad siempre continuará ascendiendo hasta nuestra meta, con el solecito de compañía. Divisamos unas bañeras en el fondo del barranco, para el servicio del ganado. Al poco ya divisamos las cumbres completamente nevadas, El Veleta, Los Tajos de la Virgen, Elorrieta, El Tozal del Cartujo, y El Caballo. La nieve brilla como el cristal, la vemos lisica, lisica. Vamos cresteando por la Loma de Dilar, y hay que hacer varias paradas técnicas, pues el furgón de cola trae hoy el culo flojo. Se pide “tiempo” y paramos a echar gasolina, parapetados tras unas rocas, pero el aire ya empieza a estar frio, y los valientes tiene que abrigarse.
Prosigue la marcha, pasamos junto a dos vivacs, uno de ellos cubierto, para una sola persona, y nos encontramos con un paso con nieve algo helada. Vamos abriendo huella y pasamos bien. Damos vista al cauce del rio Dilar, sobre el que se precipitan numerosos barrancos, algunos de ellos con brillantes caídas de agua.
De frente tenemos el radiotelescopio internacional, a tiro de piedra. Llegamos al Peñón de Dilar, son las dos de la tarde, y nos debatimos entre un arroz caldoso en La Zubia o el consabido bocata. El triunfo es para el bocata, dada la hora. Hemos tardado cuatro horas en subir, y tardaremos dos horas en bajar hasta los coches.
Después de reponer fuerzas, la consabida foto de grupo. Hoy viene dos fotógrafos de campeonato, el Sr. Guan de Dios y D. Antonio Domingo, cuyas instantaneas habréis ya recibido, que reflejan fielmente los momento vividos.
Falta decir que respiramos aire puro, purísimo, grandeza de las cumbres de Sierra Nevada, que la vuelta nos resultó grandiosa, se entibió el aire, pisamos nieve virgen, las sombras dibujaban perfectamente los barrancos, el grupo quedaba mas cohesionado, desfilando en hilera, con el roce de las botas ascendía el olor a tomillo, el horizonte se extendia hasta el dorado mar, y las cadenas montañosas se nos presentaban en perfecta definición. Ahora llevamos de frente el Trevenque y al lado el Trevenquillo, parece otro camino, aunque sabemos que es el mismo.
Hoy ha sido una excursión con sabor montañero. Se ven felices las caras, coloraditas por el sol. No hay que descuidarse, para la próxima tenemos que protegernos.
La próxima salida también es de sabor montañero, el faldeo de los Alayos, y tiene su puntillo de aventura, pues hay que atravesar el rio- y no hay puentes, oiga. En estas dos semanas hay que entrenar un poquillo para que nos resulte disfrutona.
Cronistas: José A Mazuecos
Fotógrafos:- Toñi
- Antonio
- Juande
sábado, 30 de octubre de 2010
Por la Dehesa del Camarate
Comenzamos las ascensión entre un robledal, una vereda que hay que adivinar, pero que Gabriel la va descifrando a la perfección, poniendo la directa, y que Nani aguanta como una jabata. Por el camino vamos encontrando endrinas, procurando todos recolectar un buen puñado para Jose Antonio Mesa, que las va guardando en su bolsa, y haciendolo constar fehacientemente para tener derecho a nuesta copita de pacharán en las próximas navidades.
Continuamos nuestra vereda hasta dar vistas al cortijo del Camarate, y ya vemos los ropajes ocres y amarillos de los caballeros del bosque encantado, el Mostajo, el Arce Granatense, el Cerezo Silvestre, El Castaño, rodeados de la verde tropa de Robles. Pretendiamos seguir asecendiendo a las altas posesiones de los Señores, pero el cielo oscureció las almenas con negras nubes, y nuestros escudos-chubasqueros eran débiles, por lo que se opto por conservar nuestra integridad. No obstanto, la intensidad de la lluvia no fue óbice para seguir recolectando frutas del bosque, y las consabidas castañas, extraordinarias castañas, diria yo, a la vista de su tamaño.
Nueva disquisición, si bajar hasta los coches por un inquietante atajo, o por la seguridad que reporta un bien trazado carril. Algunas dudas, y decisión final por el trayecto seguro, esta vez dejandonos guiar por la mano experta de Jorge, que tomó una sabia decisión, en aras de la "Pax Conyugalix".
El carril se nos mostró en toda su belleza otoñal, con una capa de fina lluvia, alfombra ocre, los verdes líquines de los árboles, el gris del cielo, y una serpeante y suave bajada.
Para rematar el asunto, nada mejor que relatarle nuestras andanzas a la mesonera de Lugros, y ya de paso que nos sirviera unas jarras de buen vino y de fresca cerveza para entonar el cuerpo y el alma, cosa que efectivamente hicimos, y donde fuimos bien servidos.
Cronista: José A Mazuecos
Fotos: Juande y José A Mesa
sábado, 16 de octubre de 2010
En el Torcal
Todavia están grabadas en nuestros ojos las imagenes fantasiosas de las rocas calizas, las cabras en los picos, la víbora de Antonio, Noviembre en la mochila, el Tinterillo, los ammonites, las Simas en las que tiramos piedras para oirlas rodar y rodar, el Adelantado, el Sombrero, los miradores de la vertiente Sur, con el mar de fondo, la vertiente Norte, con la comarca de Antequera en toda su extensión, el Este, con la Sierra de Loja al fondo, y el Oeste, con la Laguna de Fuente Piedra, los corredores, los buitres, el púlpito desde el que se nos sermoneó y se nos cantó... Fantasia por doquier.
sábado, 2 de octubre de 2010
La Tizná
Nos reunimos quince - se ve que hay ganas - aunque Isidro con sus maltrechas rodillas,decide visitar los alrededores en coche y esperarnos a la vuelta para la cerveza de turno.Nos adentramos en el valle del rio Alcázar y a media ladera entre pinos ,zarzales y encinas, por una senda muy cómoda iniciamos la subida siempre con el picón frente a nuestras retinas.Pilar, como casi siempre, marcado camino, y Mariló con sus cuitas, como casi siempre, cerrando el grupo que a falta de su fiel compi, Encarna -cuidaros pareja y a ponerse güenos que la próxima salida está cerca-esta vez se buscó a Toñi de "pareja".Ya en la Tizná, cada uno aporta las viandas correspondientes,relajación total y la vuelta la hacemos por un cortafuegos que cogemos en el cruce del Postero.Visualizamos una antígua central eléctrica y Mazuecos - esto de haber dos Jose Antonios es un latazo- y Juande deciden bajar al rio y hacer el final de trayecto junto al cauce.
En el pueblo nos espera Isi con deliciosas moras recolectadas,y nos disponemos a cargar los motores- llámese estómago -en un restaurante de la zona.Hago alusión a mi gusto por las copas de cerveza y le falta tiempo a Encarni para meter dos en el bolso y obsequiar a este escribiente con las mismas.Ni J. Mª El Tempranillo lo hubiera hecho mejor.Me mimas demasiado " feilla ".Todo terminó con una degustación de pasteles en la plaza de las Palomas de Guadix.Despedida de rigor y prueba superada.Hasta la próxima.
Cronista: Antonio Domingo
Fotos: Antonio Domingo
Guía de esta excursión: Antonio Domingo.
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